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En román paladino

Cervantes en Gibraltar

Ese logro, fruto del diálogo y el acuerdo, es lo que quieren reventar

Publicado: 28/10/2021 ·
09:34
· Actualizado: 29/11/2021 · 20:57
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  • Frontera de Gibraltrar. -
Autor

Rafael Román

Rafael Román es profesor universitario, miembro del PSOE, exconsejero de Cultura y expresidente de la Diputación de Cádiz

En román paladino

El autor aborda en su espacio todos los aspectos de la actualidad política tanto de España, Andalucía y la provincia de Cádiz.

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Cervantes -manco en Lepanto y cautivo en Argel- no llegó a Gibraltar. Escribió en La Ilustre Fregona el ambiente  de las cercanas almadrabas de Zahara, -“donde es el finibusterre de la picaresca”, sin sueño seguro   “por el temor de que en un instante los trasladen desde Zahara a Berbería”. Vivió  en sus carnes los peligros del Estrecho.  La derecha se opone a que haya un Instituto Cervantes en Gibraltar. El motivo: como España reivindica  Gibraltar, allí no puede haber un centro de enseñanza y cultura del español. La ausencia de  lógica espanta.  Si se quiere  que los gibraltareños y los españoles se entiendan,  será mejor   que lo hagan en español.

Se abrió el centro cuando era ministro Moratinos y se cerró con García-Margallo. El argumento del cierre fue sonado  por su carga de desprecio hacia la población que decía  querer reintegrar a España: “En Gibraltar todos hablan español, menos los monos”, dijo el gracioso ministro, desconociendo que con Internet y la televisión por satélite no era cierto. E inició la conquista del Peñón. Estableció colas infernales  para todos los que entraban y salían por la verja en pleno agosto y, con la sed y el sudor  rindió la Plaza.  Cuando dejó de ser ministro ya Gibraltar era español. Fue un  éxito muy celebrado. En su casa.

Ahora, lejanas aquellas gloriosas conquistas, se pretende establecer una sede del    Cervantes,  con la  modesta  pretensión de difundir la lengua   de Cervantes y procurar que los yanitos - sobre todo los jóvenes- hablen español y conozcan nuestra cultura. No es poner una pica en Flandes,  es sólo contribuir al entendimiento - en lengua castellana- entre las poblaciones.

Está concluyendo la negociación para aminorar  los efectos perniciosos  del Brexit -que fue abrumadoramente votado en contra  en Gibraltar- y   se  está forjando  lo que los ministros españoles, británicos y gibraltareños llaman  una “zona de propiedad compartida” con el horizonte  del  histórico derribo de la  verja. El pase de los ciudadanos  bajo normativa Schengen - europeos, españoles y  gibraltareños - será un tránsito franco, insólitamente libre. Ese  logro mutuo, fruto del diálogo y el acuerdo,  es lo  que quieren reventar los de siempre. Los patriotas de cartón piedra.   Los que nos tienen acostumbrados al cuanto peor, mejor.  Como destacó Pedro Sánchez en Los Angeles,  “el español es nuestro mejor embajador, comercial, de libertades y cultural”.  Es hora de volver a redimir a Cervantes.

 

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