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Garzón se escribe con jota

Sol Cruz-Guzmán, arquitecta y diputada nacional por el PP por Sevilla, nos habla de las polémicas declaraciones de Garzón sobre la ganadería

Publicado: 13/01/2022 ·
22:22
· Actualizado: 13/01/2022 · 22:22
  • Alberto Garzón. -
Autor

Sol Cruz-Guzmán

Arquitecta de profesión por la ETSA Sevilla. Diputada por Sevilla en el Congreso de los Diputados

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Garzón se escribe con jota; con jota de jarrete, de jamón y de Jabugo. Las desafortunadas declaraciones en el diario internacional “The Guardian” han producido una verdadera ola de indignación en un sector que pasa por una situación muy delicada tras la pandemia, produciendo grandes perdidas económicas en las explotaciones ganaderas. A la subida de los costes de explotación, con el imparable ascenso del precio de la luz, del aumento del coste del transporte, de los problemas de logística en la exportación, (nuestra carne española llega a más de 130 países), de la tremenda sequía que está viviendo el campo andaluz en esta campaña; se le ha sumado las afirmaciones de un ministro que ponen en duda la calidad de los productos de la ganadería de nuestro país, última gota para levantar en pie de guerra a los ganaderos y asociaciones agrarias. No es la primera vez que el ministro de España pone en jaque al sector, dudando de la calidad del producto, que cuidan tan bien nuestros ganaderos españoles, y de los beneficios que estos aportan a nuestra salud y a nuestro ecosistema.

La ganadería española y europea han de cumplir una ingente regulación propia, pero además es que son las propias cadenas de distribución, las primeras interesadas en exigir los certificados tanto medioambientales como de calidad del proceso y bienestar animal. Una producción regulada que en Andalucía se sustenta en 500 empresas y más de 24.000 trabajadores. Y en este último punto, en los trabajadores del sector es donde tenemos una importante crisis a causa del nulo relevo generacional, por el que se debería estar preocupando el Gobierno. La ganadería es una de las actividades que permite fijar población al territorio, son las encargadas de desarrollar unas tareas forestales que serían totalmente inviables y cuidan de un ingente patrimonio genético propio. Por supuesto que habrá calidades diferentes, pero todas las ganaderías, así como las empresas encargadas de elaborarlas, cuentan con unos rigurosos protocolos e inspecciones que aseguran la calidad de la marca española. Es el propio sector primario, agricultura y ganadería, el que ha conseguido democratizar el consumo de sus productos, gracias a la innovación y a su trabajo.

Invito, al aún ministro de Consumo, a visitar nuestras ganaderías andaluzas, desde las más extensivas en la cría del toro bravo hasta las explotaciones más intensivas. Le invito a que dialogue con los ministros que le han pedido que hable menos y trabaje más. Le invito a que no invente problemas, ni tipologías de explotaciones ganaderas, donde no los hay y que atienda a los problemas reales de consumo que tenemos los españoles: La regulación de los precios de los test de antígenos y los récord del precio de nuestra factura de la luz, que nos están haciendo la cuesta de enero con demasiada pendiente.

Comer carne es un derecho fundamental, y si es española un privilegio.

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