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Matrícula de deshonor

Redes sociales

Espacios abiertos, anónimos y abanderados por la malentendida libertad como caldo de cultivo para los frustrados y resentidos

Publicado: 03/05/2022 ·
11:17
· Actualizado: 03/05/2022 · 11:17
  • Redes sociales. -
Autor

Federico Pérez

Federico Pérez vuelca su vida en luchar contra la drogadicción en la asociación Arrabales, editar libros a través de Pábilo y mil cosas

Matrícula de deshonor

Un cajón de sastre en el que hay cabida para todo, reflexiones sobre la sociedad, sobre los problemas de Huelva, sobre el carnaval...

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Las diferencias sociales, políticas, económicas, deportivas o de cualquier otra índole siempre han estado presentes a lo largo de toda la civilización. No es algo novedoso observar cómo se crean bandos enfrascados en batallas campales defendiendo sus respectivas visiones hasta la saciedad. Pero antes de Internet, estas diferencias tenían un tiempo; un principio y un fin que ocupaban varias cervezas en un bar con los compañeros, las típicas discusiones de barrios o de vecinos. Pero llegaron las redes sociales -sin contar Tele5- eternas, diversificadas y hambrientas de poder y dinero, fomentado y potenciado dichas divisiones permitiendo que se implante un odio generalizado por todo y por todos, con tal de que se creen interacciones constantes para materializarlas en cuantías económicas, vendiendo el odio al mejor postor.

Espacios abiertos, anónimos y abanderados por la malentendida libertad como caldo de cultivo para los frustrados y resentidos, que embriagados de esa falsa y confusa valentía operan con intencionalidad y alevosía amparados en los oscuros seudónimos y bajo la permisividad de las plataformas sociales con algoritmos bien definidos que los protegen. Sin datos personales que puedan garantizar un uso acorde a lo establecido legalmente en la sociedad, se mueven como ‘Pedro por casas ajenas’: asesinos, vendedores de sustancias ilegales, violadores, etc., y odio, mucha rabia contenida que se vomita sin ningún tipo de pudor.

Las redes son uno de los mayores inventos de este siglo y llegaron para renovar nuestra sociedad, para darnos una visión mucho más amplia del mundo que nos rodea, pero tras las fachadas se esconde une de las peores lacras de esa sociedad, con poder suficiente para conducir ese odio que, en malas manos, es el arma más destructiva que actualmente tenemos en este mundo.

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