Cada año, unos 13.000 conductores eran sancionados por este motivo, según datos de Tráfico. No obstante, en la práctica, la Guardia Civil ya no multaba a los conductores que no llevaban lámparas de recambio, ya que la disposición de los faros en los vehículos modernos hace muy difícil su sustitución en carretera.
De hecho, la mayoría de las marcas ya recomiendan a sus clientes que acudan directamente a un taller si se ha fundido alguna lámpara a fin de que un mecánico desmonte las piezas necesarias para acceder al interior de los faros.
El Anexo XII del actual Reglamento General de Vehículos de 1998, asegura que éstos deben llevar “como mínimo, un juego de lámparas de las luces que esté obligado a llevar en estado de servicio”, así como “las herramientas indispensables para el cambio”.