En el caso de haber estado en Barbate este pasado fin de semana, reconozco que mi rutina se hubiese visto seriamente alterada. En época de caracoles, mi imaginación me transforma en un chef y me presto gustoso a probar todas las tapas posibles de los exquisitos caracoles al poleo con una condición indispensable e innegociable: que cada degustación incluya el correspondiente vaso de caldo calentito.
Así pues, cada año intento acondicionar unos días libres para mayo/junio y aprovechar también los primeros baños en nuestra maravillosa playa. De esta manera, templos del caracol que ya no existen como Ramito, Frasquito, Carmencita o Las Palomas ya fueron agraciados con mi virtual y particular corona de laurel en su momento.
Sin embargo, como ya apunté al principio, este fin de semana dejaría de lado mis ensoñaciones como jurado para cambiar radicalmente de menú. Nada más y nada menos que varias buenas raciones de recortes de mojama.
El caso es que sólo lo he vivido una vez, pero fue más que suficiente para darme cuenta de que el evento al que me refiero se debe convertir en una absoluta prioridad para todos los amantes del deporte. Dispuestos en una zona de la playa, se acondicionan varios terrenos de juego con las dimensiones reglamentarias para la práctica del balonmano playa. Cientos de jóvenes han desfilado por todos los campos para la disputa del torneo que, una vez más, Barbate tiene la suerte de disfrutar. El paseo marítimo se convirtió durante esos días en el auténtico epicentro del balonmano nacional.
A todo eso se le añade el aliciente de que nuestro pueblo sea un importante punto de referencia en este espectacular deporte, con varias conquistas importantes. Quién haya tenido el privilegio de poder estar en las gradas, no se arrepentirá en absoluto, sobre todo después de las paradas de Narci, las diabluras de Manu Ramírez, los goles de Josemi o las siempre maravillosas lecciones de calidad de toda una leyenda como Tomás, ese jugadorazo que parece el Benjamín Button del balonmano.
Y si alguien se queda con hambre de más deporte de primer nivel, solo tiene que asomarse a contemplar otro clásico del deporte barbateño: la carrera popular Villa de Barbate “Memorial Ricardo Bernal”. Una carrera donde siempre gana la solidaridad protagonizada por los componentes del Club Maratón de Barbate.
No se puede negar, por lo tanto, que ha sido un fin de semana repleto de platos fuertes. Ya el lunes, con tranquilidad, se volverán a degustar los exquisitos caracoles, que, además, ya serán los últimos de la temporada. Pero antes, hay que alimentar los ojos y la mente con la infinidad de hermosas imágenes que se sucederán en nuestra localidad.
Bon appetit.