Menos de un mes para que la familia de María sea desahucia con cuatro hijos a su cargo, dos de ellos con un 65 por ciento de discapacidad.
¿Qué hago yo con esos niños en la calle?La gran pesadilla comenzó durante la pandemia. La empresa para la que trabajaba el marido de María “entró en ERTE”, pero “no lo echaron, para que cobrara el ERTE, sino que lo tuvieron trabajando”, explica Paco Álvarez, presidente de la asociación Abanico Solidario. El hombre siguió acudiendo a su puesto de trabajo hasta que, finalmente, lo despidieron en septiembre de 2021. Tras la noticia, este padre de familia solicitó el paro y fue cuando se encontró con una cruel e inesperada sorpresa, “le dijeron que debía 1.000 euros de ERTE, que había cobrado de más”. En ese momento es cuando se destapó el pastel, la empresa “lo tenía en ERTE y trabajando a la vez, para beneficiarse de la ayuda del ERTE que le daba el Gobierno”, por eso “entraron a no cobrar nada”.
Sin sueldo y sin la ayuda del desempleo “nos vimos sin nada, no teníamos ni para comer”, y mucho menos para seguir pagando el alquiler, dice María, sin poder aguantar las lágrimas. En ese momento habló con su casero, le informó de su situación y le aseguró “que en cuanto tuviera dinero le pagaba” la mensualidad y “lo que le debía, pero no quiso ceder a eso”.
El propietario “me denunció” y les llegó el proceso de desahucio en mayo de este año. El juzgado pidió a los Servicios Sociales un informe de vulnerabilidad, por los cuatro menores, pero este documento “no sirvió de nada”, porque a principios de septiembre les llegó la carta con la sentencia firme, el desahucio estaba programa para el 18 de octubre de 2022: “Sin un juicio y sin habernos escuchado”.
La noticia fue devastadora. El mayor de sus cuatro hijos tan solo tiene seis años, el más pequeño tiene tres y los medianos, dos mellizos de cuatro años, son los más vulnerables, tienen “autismo con un grado de discapacidad del 65 por ciento y tercer grado de gran dependencia”. “¿Qué hago yo con esos niños en la calle?”, se pregunta María desbordada por la angustia.
Alquileres millonarios
La terrible cuenta atrás ha comenzado, para la fecha de lanzamiento falta menos de un mes y el gran problema es que en Málaga el precio de los alquileres está por las nubes. Actualmente estaban pagando 630 euros por un piso de tres habitaciones, pero es imposible encontrar a día de hoy un precio similar en la capital. María y su marido han estado buscando una nueva vivienda para alquiler como locos. En el barrio de La Luz, donde actualmente viven, “he visto un piso por 770 euros con solo una habitación y los hay de hasta 1.000 euros, quién puede permitirse eso”. Además, las condiciones para firmar un contrato son de “tres meses de fianza, un aval, que gane mínimo 1.200 euros e, incluso, te piden un año o más de contrato de trabajo”.
Isabel, la madre de María deja claro que su hija de 31 años “no está pidiendo que le den una vivienda gratis, está pidiendo algo que pueda pagar”. Estos abuelos son pensionistas y ayudan a su hija y nietos “en lo que podemos, para que mis niños vayan comidos y vestidos”, pero la pensión es muy limitada.
El padre de familia comenzó a trabajar de electricista, el pasado 5 de septiembre, con un contrato inicial de tres meses, pero no han encontrado un nuevo alquiler que puedan pagar. Tampoco han recibido, de momento, una solución de los Servicios Sociales ni el Instituto Municipal de la Vivienda.