Los hechos habrían tenido lugar hace varios días en el módulo seis del centro penitenciario, conocido como uno de los más conflictivos dentro de la prisión. Según indicaron las fuentes consultadas, el reo abordó por detrás a su víctima, quien pudo defenderse lo suficiente para que la acometida con el elemento cortante sólo le dañase en las manos.
La rápida intervención de varios funcionarios de la cárcel impidió que el incidente fuera a mayores. El preso herido fue tratado de heridas leves en la mano en la enfermería de la cárcel.
Lo grave del asunto es que la agresión se produjo mediante el uso de un arma blanca sacada de un cortauñas que, como reseñaron fuentes del sindicato CSI-CSIF, se vendían en la prisión tiempo atrás en uno de los dispensarios donde los reos efectúan sus compras.
Tras descubrirse que estos elementos eran peligrosos, se dejó de vender este producto, si bien, como quedó demostrado en esta agresión, todavía hay internos dentro del penal que siguen conservándolas.
Según indicaron desde CSI-CSIF, en los últimos tiempos se han estado efectuando registros y cacheos dentro de la cárcel para retirar estos elementos cortantes.
Los representantes sindicales aprovecharon para hacer una reivindicación al respecto de los guantes que los funcionarios deben utilizar durante los mencionados cacheos. Si bien cuentan con gran cantidad de guantes de látex, éstos no son, a juicio de los sindicalistas, lo suficientemente resistentes como para evitar cortes en el caso de que los presos lleven elementos cortantes en los bolsillos o dentro de la ropa.
Por tanto, solicitan que Instituciones Penitenciarias dispense más guantes resistentes, con los que ya cuentan el 30 por ciento de los trabajadores de la cárcel
Sorpresa preocupante
Desde CSI-CSIF pidieron también un mejor protocolo de información sanitaria a los funcionarios a la hora de trasladar a los internos a la enfermería, dado que en los últimos días se produjo el traslado de un preso que, una vez en enfermería, fue recibido por el médico, el ATS y el resto de enfermeros “con guantes y mascarilla” ante algún agente infeccioso, mientras los funcionarios no portaban ningún elemento para evitar contagios.
