En rueda de prensa, el decano del Colegio de Ingenieros de Montes, Carlos del Álamo, explicó que en los primeros meses de 2010 sólo ha habido dos grandes incendios (500 hectáreas), frente a los cuatro en las mismas fechas del año anterior. En conjunto hubo 2.800 incendios frente a la media de 5.700 de los últimos diez años.
Lo que resulta “alarmante” es comprobar que de la superficie arrasada por el fuego en el país, el máximo porcentaje se ceba en la superficie forestal, con casi 34.000 hectáreas en 2009, y más de 12.000 hectáreas hasta abril.
En la próxima campaña contra el fuego, la clave no son tanto los medios humanos y materiales dedicados sino la prevención porque el 95% de los incendios lo causa la mano del hombre (el restante 5% se debe a los rayos).
No hay que olvidarse –recalcó Álamo– de que los montes rentables “nunca arden”, de ahí la importancia de implicar a los dos millones de propietarios forestales que hay en España en la gestión y aprovechamiento de las superficies forestales.
Este colectivo representa “una fuerza mucho mayor” que las cuadrillas y los medios destinados a la lucha contra el fuego, añadió el decano de los ingenieros de montes, que ha desmentido la creencia de que unas especies son mejores o peores cuando se propaga un fuego: “todo depende de su ubicación y de las condiciones meteorológicas”.
Con respecto al riesgo de que las abundantes lluvias del pasado invierno incrementen el número de incendios, Del Álamo manifestó que en algunas zonas pueden haber crecido mucho las plantas herbáceas, pero esa no es la cuestión relevante.
El problema principal, dijo, es el combustible que “ya está depositado en la biomasa desde años atrás, la aportación de un año es muy pequeña”, y el abandono del territorio.