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Almería

José Berruezo, 40 años como alcalde de Armuña

"A cualquiera que se vaya a presentar como alcalde yo le diría que dialogue con la gente y que abra el Ayuntamiento", recomienda

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  • José Berruezo (PSOE). -

A punto de cumplir los 68 años y ya jubilado de su empleo como celador, el alcalde de Armuña del Almanzora (Almería), el socialista José Berruezo, se retira de la política como uno de los alcaldes más veteranos del país y de Andalucía, lo que le valió un reconocimiento honorífico el pasado año por parte de la FAMP junto con otros primeros ediles de larga trayectoria.

"A cualquiera que se vaya a presentar como alcalde yo le diría que dialogue con la gente y que abra el Ayuntamiento, que se interese de verdad por los problemas de sus vecinos y que no le diga a nadie que no, que intente hacer lo que pueda por ellos y más en la coyuntura en la que estamos", ha recomendado a aquellos que aspiran por primera vez a gobernar en sus municipios y a los que van a intentar continuar con sus responsabilidades municipales después del próximo 28 de mayo.

Tras cuatro décadas al tanto de los problemas y necesidades de su pueblo, al que todos llaman alcalde por la calle y al que conocen como Pepe en el partido le apetece ya cada vez más ser 'José el de Elena', como lo han conocido en su casa, para poder ir a visitar a su hija en Alemania con su mujer, también recién jubilada. "Cuando voy tengo que estar pendiente de si ha habido algún problema con el agua o con la luz, quiero ir sin ninguna preocupación", afirma ahora que encara la recta final del mandato.


Berruezo ha cosechado mayorías absolutas elecciones tras elecciones, con uno o dos concejales en la oposición. "A veces ha habido más discusión en el bar que en el pleno", reconoce antes de observar que incluso en uno de los mandatos uno de los concejales del partido contrario ni siquiera llegó a tomar posesión del cargo, lo que dejó la corporación en manos de los seis ediles socialistas.

No obstante, Berruezo sigue implicado en la vida municipal, al menos hasta que el 17 de junio le llegue su segunda jubilación, ahora metido en plena campaña que, según aprecia, poco se parece a las primeras salvo en un aspecto que ha coincidido en todas, su cumpleaños. "Siempre me pilla en campaña, en mítines, en jornada de reflexión o en jornada electoral", bromea ante la proximidad de la fecha.

Más allá, y pese a identificar problemas comunes en diferentes etapas tales como el empleo, el agua, la vivienda o la sanidad, el regidor de este pueblo de unos 300 habitantes asegura que cada periodo electoral ha sido radicalmente distinto. "En las primeras uno era más inexperto, no sabías lo que era el Ayuntamiento ni sabías en lo que te metías. Salimos con mucho trabajo", ha recordado.

Si bien figuró dentro de las listas electorales de 1979 en las que su partido no ganó, no fue hasta cuatro años después cuando acudió como candidato y accedió por primera vez al gobierno local, donde encadenó diez victorias. "La Armuña de ahora no se parece en nada a la del 1983", ha valorado al rememorar sus objetivos primordiales: "abrir el ayuntamiento y que la gente entrara", conseguir agua para los bancales y cultivos, y "gobernar para que la gente trabajara".

"Lo del ayuntamiento fue una apertura salvaje ya que por entonces solo abría dos días en semana por la tarde, por lo que no iba nadie para allá, no había plenos ni nada", ha desgranado conforme a la situación de la época en la que consiguió hacer del consistorio "un hervidero" desde el que lanzar actividades culturales, reformas de viviendas y ejecutar las primeras iniciativas sociales. "Eso fue el logro más importante, hacer que el Ayuntamiento fuera la casa de todos los vecinos", ha asegurado.

Asimismo, durante los primeros meses de mandato se trabajó con jornaleros para alumbrar "un pozo riquísimo" con el que "desde entonces no ha faltado agua", el cual emanó apenas unos días antes de que el entonces presidente de la Junta de Andalucía José Rodríguez de la Borbolla acudiera en marzo de 1984 a inaugurar la Casa Consistorial, cuando ya los esfuerzos hacían temer la posibilidad de no dar con una fuente y las peticiones al líder del Gobierno andaluz iban enfocadas a la captación de nuevos sondeos.

"Al final le pedí unas viviendas sociales, que nos arreglara la salida del pueblo a la carretera y que llevara agua a una barriada. Las tres cosas nos las concedieron", ha explicado antes de apostillar que esas 20 viviendas sociales fueron elementos clave para asentar a los vecinos en la localidad e impedir que se fueran a otros pueblos, toda vez que la consecución de dichas mejoras supuso "un espaldarazo fundamental" para asentarse como alcalde.

A partir de ahí, las conquistas sociales y mejoras "que ahora se ven como algo normal" se fraguaron con paciencia y perseverancia. "Me costó once años y conocí a cuatro consejeros hasta conseguir tener una plaza de médico y de enfermero. Antes de eso, si alguien tenía que pincharse se iba a casa de un vecino o alguien que supiera", ha apuntado en relación al Consultorio así como en los esfuerzos que se realizaron para que la Junta ubicara el granadino hospital de Baza como centro de referencia para el pueblo, más cercano y mejor conectado.

En la misma línea ha evaluado los trabajos para edificar la sede del Colegio Público Rural 'Alto Almanzora' donde se asentaba el antiguo colegio heredado de los 60, "que no tenía ni agua potable ni nada", según recuerda. No obstante, lamenta que actualmente los niños hayan "caído en picado" y se haya perdido una unidad de las dos con las que cuenta el centro.

Tenía ya más que meditada su decisión de no volver a concurrir como candidato a la reelección en 2019 cuando sus compañeros de partido le animaron a que lo hiciera una vez más. "Venga Pepe, ya hasta que te jubiles", le dijeron sus compañeros a los que respondió "es la última vez", sin saber al aceptar el encargo y ganar por décima ocasión que se enfrentaría al mandato más duro de su carrera política, el que estuvo marcado irremediablemente por la crisis sanitaria del covid-19.

"Fue lo más difícil, recuerdo mucho pánico al principio en la gente", ha expresado el primer edil para quien la residencia de mayores, levantada en torno a 2005, fue una de las preocupaciones más acuciantes dado que, por las características del virus, los usuarios no podían compartir habitación ni contaban con suficientes espacios para el aislamiento, lo que obligó a desplazarlos hasta otras instalaciones en Macael debido a la "insostenible" situación que se vivió en aquellos momentos. Afortunadamente, apenas se registraron fallecimientos.

La presencia del coronavirus y el deseo de hacer que los residentes puedan estar más cerca de sus familias ha llevado al Ayuntamiento a adjudicar nuevas obras para la adaptación y ampliación de la residencia, que quedará "acondicionada a tiempos poscovid" y en la que se "va a redoblar" esfuerzos para poder albergar a una veintena de usuarios y mantener el empleo.

Con las infraestructuras principales "más o menos resueltas", Berruezo ha incidido en la necesidad de enfocar medidas en el plano social, que permita atender con dignidad a los mayores o prestar un buen servicio a la dependencia. "Vamos a crear una plaza de trabajador social que hace falta no solo para los papeles, sino para que también visite a los mayores, que vea como están y eche un rato de cháchara con ellos".

Con la barba ya cana, el pesar de los concejales fallecidos y el recuerdo del primer avión que cogió en su vida para ir a Madrid a firmar un préstamo de dos millones de pesetas con el Banco de Crédito con el que financiar la piscina --"me volví nada más firmar y esa noche ya estaba mi casa", rememora--, Berruezo se muestra orgulloso de su pueblo, donde en las noches de verano los vecinos todavía salen a la puerta a tomar el fresco y los niños juegan fuera hasta la madrugada. "Ahora también corren pero ya no levantan polvo porque las calles están adoquinadas", se sonríe.

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