Sirven para estas semanas los puntos que guardamos en el colchón al comienzo de temporada. Precisamente fueron colchoneros quienes nos sacaron del zurrón los tres puntos en una segunda parte donde la defensa del Cádiz, muy blandita, no pudo atar en corto (ni con Correa), a los atacantes atléticos que llegaban en tromba una y otra vez, como si la dana no se hubiera ido de Madrit. Salir del descanso y encajar un gol duele más que un balonazo en la boca del estómago, y ver como Fali echó fuera el que pudo haber sido el gol del siglo cadista pica en el cielo de la boca: el mayor gol-uy jamás gritado que se tuvo que ahogar en un lamento. Sin Fali, por cierto, la defensa cadista no llega ni a defensa de patio de colegio, mucho menos sin Luis Hernández de segundo al mando. Con Momo y Meré pasamos de dos porteros de discoteca de los malotes a dos conserjes de colegio de primaria. Se habló mucho en el mercado de la necesidad de reforzar las bandas y el medio, cosa razonable, pero Fali se lesiona bastante y el escalón por debajo tiene mucho menos nivel. Meré o Momo, cuando no juegan juntos sino con alguno de los titulares, no desentonan demasiado, pero juntitos fueron un auténtico coladero: más blandos que un puente de plastilina bajo una granizada. Queda por ver si Chust se recupera pronto y termina de romper en el Cádiz, que apostó por él poniendo un milloncete encima de la mesa, y rezar mucho para que lo de Fali no sea nada y esté contra el Girona.
Los puntos del colchón, decía, sirven para casos como éste. 2 puntos en 4 partidos es una mala media, pero nada catastrófico teniendo en cuenta los rivales que acabamos de visitar y que aún estamos en el 12º puesto. Eso sí, ya miramos más abajo que arriba, y es que el sueño del Eurocadi parece que tendrá que esperar. Girona y Sevilla en casa, Valencia y Getafe fuera, serán 4 buenos test para que analicemos con perspectiva nuestro verdadero lugar en la clasificación y nos hagamos una idea más fidedigna de lo que nos espera. Tenemos que hacer del Nuevo Mirandilla un fortín, no perder nunca y ganar algunas veces; y continuar rascando fuera todo lo que se pueda.
En el plano táctico, Sergio por fin se ha decidido a tocar el sistema frente a los grandes cuando jugamos fuera de casa. ¿Debemos esperar un medio más físico con el bueno de Kouamé en el medio? ¿Un doble lateral con Pires-Javi para defender mejor las bandas? Lo cierto es que estos dos fichajes han dejado un buen sabor de boca. El míster decía que Kouamé (o Kuamé, Koamé, Koumé...cada uno lo llama como puede) tenía que adaptarse y pillar el idioma. A juzgar por el estado físico de nuestros centrocampistas, más nos vale que alguien le instale al bueno de Kuomé (o Koaumé, Kamé o Komé... papas a lo pobre) el Duolingo en el móvil y le de un paseíto por las peñas típicas gaditanas. Vamos a necesitar que este hombre se entienda rápido con los Falis, Chris, y Escalantes de la vida, porque Kuomé (o Koné, Koamen, ¿Koeman?) viene con más piernas que un ciempiés de hermanos siameses. Y eso bien que nos viene.