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Desde la Bahía

La efemérides de mayo

La ley Ingersoll firmada por el presidente Andrew Johnson en 1868 propuso la jornada laboral de ocho horas diarias

Publicado: 28/04/2024 ·
17:15
· Actualizado: 28/04/2024 · 17:15
Autor

José Chamorro López

José Chamorro López es un médico especialista en Medicina Interna radicado en San Fernando

Desde la Bahía

El blog Desde la Bahía trata todo tipo de temas de actualidad desde una óptica humanista

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Cuando los anglicismos esperaban a la puerta de nuestra RAE ser admitidos, los niños sabíamos muy bien lo que era un rompecabezas, sin necesidad de adoptar esta forma superflua de comunicación que lo designa como “puzle”.  Es escasísimo el porcentaje de anglicismos que hayan enriquecido nuestro idioma, pero en total sobrepasamos el centenar.

Nos hemos acostumbrados a recoger modas en vez de sabiduría. Rígidas consignas en vez de ideas creativas. Belleza y arte se han separado por mediocridad de este último. La vulgaridad ha ganado por mayoría en el proceso electoral que buscaba una cultura superior. Los libres electrones de las pantallas de televisión han encerrado sus leyes cuánticas, para darle libertad a las leyes político/represivas que diariamente emergen. La prosa se introduce vehementemente en el terreno de la poesía y la poesía, ante tanta libertad, pierde la fe en su tradicional rima. Dios se empequeñece ante los ídolos de tela y madera de los festejos religiosos y los templos cada vez más sobrados de bancos y más faltos de personas que los ocupen, temen terminar en salas de ocio, centro comercial o de juegos de azar.

El lenguaje soez ya es natural forma de expresión y el políticamente correcto ahoga en “babas” de engañosa pegajosidad. Nos amamos menos de lo que creía Lucifer y nos odiamos más de lo que pensaba Maquiavelo. Pero somos demócratas y europeos y con esa indumentaria podemos viajar, sin barreras, por todos los países de este continente, de miradas despreciativas en un porcentaje, no deseado de veces, hacia el nuestro. Sin embargo, al rompecabezas de este país le faltan piezas, que de conseguirse podrían llegar a formar la lámina que desea el callado y también sufrido ciudadano.

La ley Ingersoll firmada por el presidente Andrew Johnson en 1868 propuso la jornada laboral de ocho horas diarias. Sin embargo, los obreros industriales de la fábrica McCormick en Chicago, seguían sometidos a un horario laboral que alcanzaba incluso 18 horas al día. Las últimas semanas de abril y primeros de mayo las protestas alcanzaron máximo grado de tragedia cruenta al llevarse a cabo una sangrienta represión de los trabajadores y una pérdida de vidas, también, de agentes policiales. Estos sucesos de 1868, que dieron lugar a encarcelamientos y ejecuciones de obreros y sindicalistas, mártires cuyo recuerdo es el germen de la celebración del día uno de mayo, como El día del trabajador, efeméride que comenzó a celebrarse tras el Congreso Obrero Sindicalista de la Segunda Internacional a partir de 1889, y que en España ratificó la Segunda República en 1931. 25 personas se reúnen clandestinamente en una taberna Casa Labra un dos de mayo de 1879. Hay un marmolista y un zapatero, como figuras obreras, dos joyeros - comerciantes - y cinco universitarios, cuatro médicos y un doctor en Ciencias. El resto son tipógrafos oficio que requiere aptitudes y competencias específicas. Objetivo: fundar un partido. Finalidad: defensa del trabajador y utilizan para ello la palabra que mejor definía por aquel entonces al mismo, obrero. Reconocer su enorme valor en defensa de unas condiciones dignas del trabajo es algo ineludible y yo diría que obligatorio para todos los ciudadanos de este país. Pero por encima de todo ello debe prevalecer cual es el concepto que se tiene de trabajo y trabajador. No hay que abrir una zanja para considerarse trabajador, pero un Premio Nobel debe tener el mismo respeto desde el punto de vista humano, que el que la abre. Otra cosa es la calidad de cada profesional. Un empresario con rictus de desprecio es un malvado, pero sin él, es un emprendedor que hace posible el empleo de los demás. “Ganarás el pan con el sudor de tu frente”. Así lo hace un campesino, un cirujano en quirófano o un ingeniero agrónomo, como ejemplos válidos. La responsabilidad es el sudor de la decencia, la profesionalidad, el de la dignidad. La soberbia, no es válida para celebraciones que nos pertenecen a todos, por su sentido de la posesión. La historia debe ir cambiando - de hecho, lo hace - el sentido de las cosas. En los sistemas democráticos todos los partidos cuentan con profesionales de todo tipo y a todos hay que defender, si no es así, que emigren a repúblicas bananeras o sedes dictatoriales. Basta ya de diferencias absurdas. La realidad nos hará desiguales, según las calidades de cada uno y el esfuerzo y dedicación que hayan puesto en conseguir ser mejores, pero primero y último pertenecen por igual a una misma clasificación de un grupo digno.

Se nos cuela el mes de mayo. Habrá que ir recordando las múltiples efemérides que nos aguardan, pero este primer día, este uno de mayo, la mejor manera de recordar aquellos mártires de Chicago, no es estar todos contra todos, sino reivindicar aquello que tiene posibilidad de ser posible, sin el fuego abrasador de la masa, ni la desidia indignante de los núcleos de poder. Somos una gran nación, pero un día nos dormimos y el levantarnos tardíamente, trajo como consecuencia que un ejército extranjero se había apoderado de nuestro suelo. Fue preciso el día dos de mayo de aquel año de 1808 y la posterior valía de nuestros ejércitos, para deshacernos de aquel enemigo. Luego promulgamos una Constitución, ejemplo para muchos países, que también hay que conmemorar, pero sin olvidar que fue posible gracias a la sangre derramada en los campos de batalla, si no, la Carta de Bayona hubiera prevalecido.

Hemos dicho que estamos en Europa, que somos europeos, es decir, hemos extendido nuestra presencia a todo el continente, pero seguimos siendo españoles con nuestra propia idiosincrasia, que no cambiará el mar por lagunas, aunque estas le presenten un marco de remanso y paz. Nuestra solidaridad que siempre se mirará en el espejo de la fraternidad, nuestro mutuo e intrínseco apoyo, nos lo hemos de labrar dentro de nuestras fronteras, nuestra historia y nuestras tradiciones. Es lógico erradicar mediante la vacuna del sentido común, el aislamiento que algunas comunidades quieren llevar a cabo, porque ello nos minimiza en todos los sentidos de la vida de relación. Las piezas del rompecabezas no se han perdido, pero estaban cobijadas en un desván o altillo y han salido a la luz con aires de independencia, sin darse cuenta que a todas ellas la cobija el mismo techo. Distintas “lenguas”nos llevarán a “Babel”, remar en una sola dirección al delta del bienestar y el progreso, y el ciudadano mejorará su habitual crispación y sufrimiento.

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