Hubo música. Hubo imágenes. Palabras por supuesto, en verso en prosa y en guasa, que es otra forma de escribir que desplegó Cattoni cuando se permitió incluir, además de las referencias a personajes castizos de Triana, como la Pantoja o Antoñita Colomé, o Cagancho y los Rivera, entrando en el terreno de la lidia, pero entrando en el terreno de la lona de las casetas, también se atevió a citar a “Mélody y el gorila, el paquito de King África, por Rafaela Carrá o una chica colombiana que está loca con su tigre y que está loca con su Barça”.
El de Cattoni tenía que ser un pregón distinto, pero en el que las tradiciones tuvieran un papel protagonista: “Bogaré porque me quieras, y si el barco no me alcanza tengo un ancla de Esperanza que me cabe en la cartera”, fue la primera referencia cofradiera con la que justificaba su tardía militancia como vecino de Triana.
Pero el de Cattoni también tenía que ser un pregón que contara la historia con el lenguaje directo de la radio que sabe hacer, que no es otra que la del trabajo en equipo. Decidió escenificar una radionovela, por aquello de recordar el género, y concedió a Charo Ruiz el papel de Astarté y a Chema Suárez en el de Hércules. ‘Fundar en tiempos revueltos’ tituló el entremés, que desmoronó en carcajadas el HOtel Triana : “¡Pues vaya un edén hermoso que se levanta entre el fango! Qué mimbrales deleitosos. ¡Si hasta los juncos airosos se mecen por tientos-tangos! ¡Un barrio o una ciudad! ¡Aquí he de fundar yo algo con nutrida vecindad! ¡No tengo necesidad… fundo porque yo lo valgo!”