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Viernes 05/07/2024  

España

¿Por qué Iberdrola quiere perjudicar a Andalucía?

Valeriano Ruiz y Luis Crespo, presidente y secretario general de Protermosolar

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Las continuadas declaraciones del presidente de Iberdrola, replicadas por el altavoz patronal de las grandes eléctricas, Unesa, de paralizar el desarrollo del sector termosolar en España es de una irresponsabilidad sin límites y sus consecuencias podrían causar un terrible daño a la economía de comunidades autónomas como la andaluza, que había encontrado en las centrales termosolares un importante elemento de generación de riqueza y de convergencia con otras regiones de España.

El presidente de Iberdrola conoce la positiva contribución que las termosolares están proporcionando a Andalucía. Sabe con seguridad que hay ya 12 centrales termosolares operativas en Andalucía con 600 empleos directos de manera continuada. Estas centrales están contribuyendo de modo significativo al PIB de la comunidad autónoma y han representado unos 3.000 millones de euros de inversión, empleando en su construcción el equivalente de 24.000 personas durante un año, gran parte de las cuales fueron andaluces. También sabe el presidente de Iberdrola que hay otras 10 centrales más en construcción en estos momentos en Andalucía y que en el horizonte del PER 2020 Andalucía sería una de las comunidades más favorecidas en la elección de emplazamientos.

El problema del déficit tarifario no está en las primas a las renovables que, por otra parte, ayudan a reducir los pagos al resto de generadores -nucleares, térmicas y ciclos combinados-, sino en los beneficios exagerados de las eléctricas, que cobran por su generación en centrales superamortizadas y sujetas a concesiones, el precio que marca el ciclo combinado más caro en el pool a cada hora. Los beneficios de las eléctricas suponen al año mucho más que el incremento del déficit, mientras que las renovables tenían hasta finales de 2010 un saldo neto, entre sus primas y la reducción de los precios del pool, de más de 9.000 M€ de contribución a la reducción del déficit. Por otra parte, toda la electricidad termosolar de España sólo recibió 185 millones de euros en el año 2010 mientras que las eólicas de Iberdrola recibieron 2.170 millones.

La burbuja energética más escandalosa que ha sufrido nuestro país en los últimos años es la burbuja de la instalación descontrolada de 25.325 MW de ciclos combinados, en la que la ambición desmedida de las eléctricas marcaba la planificación y no al revés, como nos quieren hacer ver. El gas puede definirse como “la madre de todas las burbujas”. Ahora, los directivos de Iberdrola y de otras grandes eléctricas que cometieron un grave error estratégico quieren vender al nuevo Gobierno que “su problema” es un problema nacional, perjudicando a quien haya que perjudicar, a Andalucía en primer lugar y a todo el país en general, para que les salven sus cuentas de resultados y las agencias de calificación, que ya se están percatando del riesgo, no les bajen su solvencia.

Resulta curioso que quien quiso jugar a ser el líder termosolar en España, el presidente de Iberdrola, pero que fracasó, y que tanto se benefició de las primas a la eólica cuando estaba lejos de la competitividad, proponga ahora que se pare el sector termosolar, perjudicando de paso a un gran número de empresas españolas, varias de ellas andaluzas, que desean mantener el liderazgo internacional ante un emergente mercado billonario en todo el mundo. También lo es que una persona con el currículo multinacional del presidente de Unesa se atreva a pedir medidas retroactivas que sitúen a España como un país bananero y espanten a los inversores extranjeros que se pueden sentir “embaucados” por nuestro país. Hay que ver lo que hace en un caso la agresividad empresarial sin límites y, en el otro, la obediencia debida.

Está claro que al presidente de Iberdrola no le importa que Andalucía salga perjudicada con la moratoria termosolar que solicita, pero confiamos en que al nuevo Gobierno sí; que ponga en un lado de la balanza las primas a la termosolar y en el otro la generación de riqueza en Andalucía, los empleos que se producen, la contribución a la haciendas autonómica y local, que contribuirá significativamente a reducir el déficit público, el posicionamiento internacional de empresas andaluzas del sector, la reducción de la dependencia energética, la mitigación del cambio climático, etc.

Andalucía debe tomar nota de este comportamiento empresarial sin precedentes para poner en su sitio a quienes no les importa causar enormes perjuicios a muchas empresas, a toda una comunidad y a un país entero con tal de defender el dividendo de sus accionistas a toda costa y caiga quien caiga. Si supiesen las contrapartidas, seguro que serían sus propios accionistas -puede que muchos de ellos, andaluces- quienes reprocharían el comportamiento de sus ejecutivos.

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