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Discusiones en el rellano

Dos de cada tres andaluces han sufrido disputas con sus vecinos en alguna ocasión

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Muchos hemos pasado por el trance de subir los peldaños de la escalera para tocar la puerta del piso de arriba y pedir a nuestro vecino que baje la música o trate de callar al perro. Otros viven, con indignación, los impagos de algún miembro díscolo de la comunidad que impiden arreglar el ascensor; y algunos llegan a verse obligados a llamar a la Policía ante algún violento episodio ocurrido en el piso de al lado.

Lidiar con vecinos conflictivos no es fácil, y además es más frecuente de lo que pudiera parecer. Según un estudio efectuado por CPP Protección Legal sobre causas y consecuencias de conflictos vecinales, dos de cada tres andaluces han tenido alguna vez una disputa con sus vecinos. Muchas de ellas, además. siguen sin resolverse, y en más de la mitad de los casos éstas han ocurrido en el último año.


En términos generales, el exceso de ruido y los impagos de la comunidad son los conflictos más frecuentes, aunque las mascotas, la suciedad o el riego están también entre los destacados.

Hemos consultado a algunos vecinos algecireños para conocer sus experiencias en este ámbito, lo que ha dado lugar a algunos ejemplos sorprendentes.

El administrador de fincas Pedro Madrid Trujillo comentaba el caso de un bloque en el que se había instalado como inquilino un abogado, el cual, además de no pagar su cuota, habría introducido a inmigrantes irregulares en el inmueble que dormían hacinados. Finalmente, los vecinos de aquel bloque consiguieron atajar el problema con una resolución por embargo.

Otro caso curioso fue el de José Luis Márquez, quien tuvo que abandonar el piso en el que residía a causa de unos vecinos ruidosos. “Por la noche, y siempre ya de madrugada, escuchaba ruidos de tacones. Además, se dedicaban a mover muebles y hacer toda clase de ruidos. Yo tengo un niño pequeño y, al final, renuncié a alquilar el piso y me tuve que marchar”.

Algunos vecinos que viven en bloques con locales comerciales u oficinas conocerán también el problema relatado a continuación. Ángel Díaz, jubilado algecireño, relataba que en su bloque existían dos consultas médicas que cerraron hace poco.

Durante 15 años, se les hizo habitual que los pacientes, viendo que en las consultas no les abrían, insistiesen con los porteros de los vecinos con idea de que les dejasen entrar e incluso de dejar mensajes a los facultativos.
Una vecina algecireña que no quiso dar su nombre relataba que en su bloque se producían habitualmente peleas y robos en los garajes.

Otro vecino comentaba también el caso curioso de un bloque en el que todos pagaban la comunidad, menos uno, quien era, además, el que al parecer contaba con más recursos económicos.

Rosa Moreno, secretaria, relataba el problema de un bloque que entró en conflicto con un local de ocio por ruidos y por la entrada de humo procedente del tabaco, dado que con la instauración de la nueva Ley Antitabaco los clientes salían fuera para encender un cigarrillo. Según Moreno, los vecinos tuvieron que poner “doble ventana” para atajar el problema, ante la supuesta negativa del dueño del local a poner medidas.

Según el estudio de CPP, son las personas entre 18 y 35 años los que sufren más conflictos (un 77% lo han tenido alguna vez), frente al 58% de las personas mayores de 65 años.

Cada vez más personas cualificadas dejan de pagar
El administrador de fincas e ingeniero de edificación Pedro Manuel Trujillo explicó a VIVA CAMPO DE GIBRALTAR que el problema de los impagos en los bloques de vecinos “ha existido siempre” aunque con la crisis “empieza a haber personas con una cualificación profesional alta que comienzan a no pagar” dentro de las comunidades de propietarios.

Otro aspecto que destacó Trujillo es el conflicto vecinal que se deriva, en algunas ocasiones, de los divorcios: “Cuando se produce una separación matrimonial, digamos que ella se queda el piso, pero él deja de pagar la comunidad y ella tampoco se hace cargo de la misma”. Los vecinos han tenido que acudir, en algunos casos, al juzgado para solucionar estos conflictos.

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