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San Fernando

“El San Fernando es mi hijo y los aficionados son mis hermanos”

José Tréllez Sánchez, la cabeza visible de un club que salió de la Andaluza y se ha colado en Segunda División B en tres saltos, se despide de los aficionados a la vez que les abre los brazos como miembros de la gran familia azulina.

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A nadie ha dejado indiferente su paso por el San Fernando y pocos ponen en duda que sin su figura, la entidad azulina no hubiese alcanzado las metas que ha alcanzado en tan poco tiempo. José Tréllez se marcha de la entidad azulina y San Fernando Información estuvo con él para hacer balance.

—Tres temporadas en el San Fernando, dos ascensos, una liguilla hasta la última eliminatoria..., ¿era el sueño que tenía cuando cogió el club?
—Yo soñaba que teníamos que hacer algo grande y lo dije cuando entré. Ya dije que no venía a engañar a nadie y que quería hacer algo especial en el San Fernando como así ha sucedido.


—¿Qué es lo mejor que le ha pasado en estos tres años?
—Las grandes amistades que he logrado gracias al fútbol, pero la mayor satisfacción que me llevo es ver como mi nieto de dos años se lleva todo el día cantando San Fernando, oe, San Fernando, oe...


—¿Y lo peor?
—La poca hermandad que existe. Los que intentamos ejercer de líderes nos volvemos insoportables y sé que en algunos momentos ha apretado a mucha gente que ha estado durante estos tres años conmigo, pero quiero que sepan que era la única manera de conseguir las grandes metas que hemos conseguido. Las palabras liderazgo y dulzura son incompatibles. De todas formas, en los últimos días han ocurrido cosas que han dejado en mi corazón una puñalada bastante profunda, pero yo soy de los que sabe perdonar.


—Lo dice por lo sucedido con lo del cambio de cerradura de la sede del club en Fadricas.
—Con respecto a ese tema lo único que puedo decirle es que cuando uno quiere llevar la honradez a su máxima expresión, llega el momento en el que hay muchos incultos que no te creen.


—También ha habido sus más y sus menos con el Ayuntamiento, ¿tiene algo que decir?
—Lo único que quiero es que el alcalde, el señor Loaiza, comprenda que cuando me he tenido que enfrentar a él ha sido por la defensa de un colectivo, que en ningún momento ha sido algo personal. Ahora que ya ha acabado todo espero poder verlo algún día por la calle y darle la mano.


—¿Cierra su etapa por completo en el San Fernando o está dispuesto a regresar si en algún momento es necesario?
—Lo que la gente tiene que tener muy claro es que el San Fernando es mi hijo y los aficionados son mis hermanos. Que cada uno saque las conclusiones que quiera sacar.


—¿Cómo le gustaría que le recordaran tras su paso por la entidad azulina?
—No quiero que me recuerden ni como el mejor, ni como el peor presidente de la historia del San Fernando. Me conformo con que se acuerden de mi como la figura de un presidente que fue capaz de unir a la afición con el equipo, nada más.


—¿Hay algo que la haya marcado especialmente de su paso por la presidencia?
—La hermandad que he tenido con los jugadores, la confianza que les he transmitido. También con esa gente que ha sabido reconocerme la labor que he desempeñado durante estos tres años y, sobre todo, con la cantidad de chiquillos que me han pedido que me haga fotos con ellos, llegando incluso a vitorearme como si fuera alguien importante, cuando me considero una persona absolutamente normal que ha intentado hacerlo bien. Esas señales de alegría son las que me han marcado y creo que las he transmitido a la gente con iniciativas novedosas.


—¿Cómo será su relación a partir de ahora con la nueva junta directiva?
—Yo desde este mismo momento me olvido del fútbol, lo que no quiere decir que no vaya a ir al estadio porque eso será imposible. Lo único que le puede decir es que le he ofrecido a la nueva junta mi ayuda y mi apoyo, a partir de ahí...


—¿Qué tendrá que hacer el San Fernando para poder subsistir dignamente desde el punto de vista económico en Segunda B?
—Es muy fácil. Es cierto que ha quedado alguna pequeña deuda, pero también han quedado pequeños recursos de mi gestión que harán posible esa subsistencia de manera parcial, es decir, creo que podría salir de cero endeudamiento en Segunda B. Si he tenido un pelín de dificultades para acabar la temporada es porque no me han respondido los recursos propios que teníamos que haber tenido. Además, no hay que olvidar que ese 33 por ciento de reducción que hemos sufrido por parte de la ayuda del Ayuntamiento es el que ha provocado que no hayamos podido cerrar la temporada con superávit, que era lo que estaba previsto.


—Volviendo un poco atrás, de esta semana, ¿hay algo que le haya dolido de manera especial?
—Que se hayan puesto las medallas gente que todavía no han decidido nada por el club, pero es algo que lo veo normal e incluso lícito. No puedo esconder que me haya dolido que haya habido una recepción municipal y no haya habido nadie que me haya llamado para asistir, pero el algo lógico y normal en este mundo del fútbol.


—¿Se pasa muy pronto de héroe a villano?
—En centésimas de segundo.


—Para finalizar, ¿dónde cree que ha podido estar la clave del éxito de su proyecto pese a las múltiples polémicas que ha habido?
—Yo creo que la clave ha estado en que durante estos tres años he puesto en marcha una auténtica estrategia psicológica con jugadores, directivos, colaboradores y afición para poder llevar la nave a buen puerto. Si no se hubiese hecho de esta manera, estoy convencido de que hoy día no estaríamos donde estamos.

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