Puntazo. Lo del Racing Portuense tiene muchos nombres, muchos protagonistas y muchas y muchas razones para creer que esto no es flor de un día. Otra jornada más, acabó arrinconando a su rival en la búsqueda de la victoria en el tiempo de descuento.
Ésta no llegó porque el cabezazo de Raúl López buscó alojarse en alguna nube de la que encapotaba el Gualdaquivir. El terreno de juego, ése que los mediocres, equipos de mediopelo acogen para justificar un resultado no acorde a lo que según ellos debiera estar, no sirvió de justificación y sí para cambiar de rol.
El maltrecho césped encontró al Racing más directo y menos combinativo cuando la ocasión lo requirió. Una vez más, la fe y el buen hacer sirvió para buscar lo que se buscó con ahínco: la victoria.
Ésta no llegó porque en frente tenía al mejor equipo de la categoría, el que más incomodó y el que consiguió perforar la meta de Ismael en más ocasiones a lo largo de noventa minutos. La pegada coriana fue letal. Bien es cierto, que a nivel defensivo el equipo no ralló cómo en partidos precedentes.
Con un ritmo pausado los racinguistas controlaron buena parte de la primera mitad, teniendo cómo la mejor ocasión la que disfrutó Elías a los 10’ haciendo trabajar de lo lindo a Isco, portero local. El canterano, que se retiraría con molestias y dando entrada a Pedrito, tuvo en sus botas la ocasión más manifiesta.
Minutos más tarde, 22’, Manu I estrelló en la base del póster un lanzamiento desde fuera del área. El balón, por suerte para los rojiblancos, salió impulsado hacia el otro costado bordeando la línea de gol.
El empate sin ser malo, empezó a espolear a un Coria dominativo.
Tras el descanso, las tornas cambiarían. Los sevillanos se las prometían felices a la espera de sorprender a los de Mere. Más lejos de la realidad, el que lo hizo fue el roteño Alex Expósito que se aprovechó de una dejada dibujada de Alberto Fernández. El 9 racinguista elevó por encima magistralmente sobre un superado Isco.
Ver para creer, el líder se rendía ante el Racing. El público enmudeció. Las visitas portuenses al estadio hispalense empezó a sombrear más si cabe una mañana oscura y gris.
Con el 0-1, Mariano Suárez, técnico amarillo, introdujo dos cambios simultáneos cinco minutos después. Metió a Curro y Suanes, pura veteranía y precisión. Esto lo notó un Racing Portuense que empezó a pasar sus peores minutos. Nueve minutos después, las llegadas encontraron respuesta y Rubén empata el encuentro.
El Coria se creció y buscó el portal de Ismael y Aurelio, viejo rockero, desnivelaba el marcador y anotaba el segundo gol. El tanto, tan antiestético cómo efectivo, noqueó a los portuenses.
Costó reaccionar, sólo era cuestión de tiempo. El que necesitó Juanmi para amoldar un pase magistral de Raúl Silveira, que tras botar una falta, fue el más listo de la clase. Otra vez más, el puertorrealeño salió al rescate. Siete días atrás la ’víctima’ fue el Algeciras.
El silencio se impuso y los nervios y el miedo a perder tomó protagonismo. Todo un líder acabó arrinconado ante un Racing que buscó el tercero. Éste no llegó, faltó algo de tiempo; el mismo que empieza a rendirse ante un equipo enrachado y tocado. El domingo y tras pasar el Toumalet particular, tocará el colista.