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Un matrimonio arcense vive con angustia el conflicto egipcio

Hussein Hendawi, nacido en Egipto, está afincado en Arcos desde hace 33 años. Junto a Paqui Gallardo, cree que la comunidad internacional debería tomar partido

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  • Hussein Hendawi,Paqui Gallardo -

El mundo vive estupefacto el ambiente prebélico que se respira en Egipto. Uno de los pueblos más antiguos y cultos del planeta ve estos días recrudecido el conflicto entre el nuevo gobierno y los llamados hermanos musulmanes, que conforman el principal grupo opositor al régimen, el llamado Partido Libertad y Justicia.


Las fuerzas armadas derrocaron al presidente Mohamed Morsi, el primer jefe de Estado egipcio elegido en elecciones tras el golpe de estado militar en que los militares derrocaron a Mubarak ante la presión social. Este suceso fue una reacción a las protestas que estallaron desde el sábado 29 de junio, cuando miles de manifestantes se reunieron en la Plaza de la Liberación en el centro de El Cairo para exigir la renuncia inmediata del presidente Morsi.


Las manifestaciones, que congregaron a millones de personas y cuyos organizadores aseguraron haber recogido 22 millones de firmas para la revocación de Morsi, provocaron la dimisión de numerosos ministros del Gobierno y una gran inestabilidad en el país africano. Ante esta situación, el jefe de las fuerzas armadas de Egipto, Abdul Fatah Al-Sisi, declaró un ultimátum para la renuncia del gobierno y finalmente, el 3 de julio, Morsi fue derrocado.


Cada día nos llegan imágenes de los disturbios en las calles y de los muertos, que ya se cuentan desde hace unos meses por centenares.
Desde Arcos, Hussein Hendawi y su esposa, Paqui Gallardo, viven con preocupación la situación, pues el conocido empresario, gerente del hotel Hacienda El Santiscal, es de origen egipcio. Además, conserva en el país a la mayor parte de su familia. Vive en Arcos desde hace 33 años. Ahora tiene 65 y se acaba de jubilar después de toda una vida de duro trabajo y mucho sacrificio.


Hussein vislumbra “un golpe militar”, pero sobre todo un golpe a la democracia y a los derechos civiles. “Hay cantidad de gente muriendo todos los días, paisanos egipcios. Se mata a la gente en la calle sin ninguna razón...”. Este matrimonio, principalmente Hussein como súbdito egipcio, entiende que las partes implicadas en las revueltas son ciudadanos egipcios en definitiva, es decir, hermanos que tendrían que vivir en paz. Pero sobre todo lamenta que desde el déspota Gobierno se vea en los hermanos musulmanes “un grupo terrorista”, cuando desde su punto de vista no lo es.


“Si la democracia está en los hogares, donde hay hermanos, primos, amigos... de distintas ideologías, ¿por qué no se da esa democracia en la calle?”, se cuestiona inteligentemente el empresario afincado en Arcos.


La preocupación de Hussein, aunque sea desde la distancia, queda sobradamente justificada: pertenece a una familia de 14 hermanos. Su incertidumbre es lógica, pues cada día suele contactar con los suyos vía internet para saber cómo están y cómo les va en medio de un conflicto que por ahora gana la partida a las aspiraciones democráticas del país. “No puedo dormir pensando en la matanza que se da todos los días en las calles. Todas las noches hablo con la familia a través de Skype. Tengo sobrinos, amigos..., personas solteras y casadas que son responsables de otras familias... Algunos conocidos y familiares piensan en abandonar el país. Yo me he brindado a ayudarles. Mi mujer está más preocupada que yo. Es una mujer de gran corazón”.


Hussein sabe que la situación que atraviesa su país está acabando con la incipiente actividad turística que venía gozando Egipto hasta el inicio de las revueltas, teniendo en cuenta que el turismo es una actividad clave en la economía.


Pero sobre todo, lamenta las posibles influencia externas sobre el país. En otros términos, considera que hay intereses políticos y económicos en que la guerra estalle, como ya ocurrió en Siria o en El Líbano. En este sentido, apunta a Estados Unidos, temiéndose que su objetivo no sea aportar ayuda, sino beneficiarse del conflicto. Es más, considera que desde la etapa de George Bush en el Gobierno estadounidense se viene ideando un nuevo mapa de Oriente Medio. “Ahora el rey de Arabia Saudí está enviando dinero para ayudar al Gobierno y a los militares egipcios. ¿Por qué no ayuda a los hermanos musulmanes? Los resultados electorales que se dieron en las urnas pusieron histéricos a los mandatarios de Arabia Saudí, Quatar, Kuwait... Estoy seguro que el próximo conflicto estallará en Arabia Saudí...”.


Para Hussein Hendawi, “la revolución ya está robada” por el efecto del golpe de estado de los militares, a los que acusa de haber aniquilado la voluntad electoral de los egipcios. Como también acusa al ejército de haber aplicado un sistema policial para reprimir con dureza a la población a y los grupos contrarios al poder establecido. Con este panorama,  ve muy difícil regresar por ahora a su país, del que espera recupere la normalidad fuera de un estado militar.


Paqui Gallardo vive la situación con idéntica tristeza y preocupación: “Tenemos una familia muy grande. Supone una pena enorme lo que se vive en Egipto, un país que conozco muy bien. Egipto siempre ha sido maravilloso y ha disfrutado de paz y tranquilidad. El pueblo, como todos, necesita democracia. Todos quieren tener una cierta calidad de vida, lo cual es lógico, pero están pagando un precio muy alto. Creo que el pueblo egipcio no se merece lo que le está ocurriendo. Yo apelo a su inteligencia milenaria que heredaron de tiempos remotos,  a su buen corazón porque es gente maravillosa, y apelo al sentido común que parece perdido en estos tiempos. Espero que nunca tengan que vivir lo que vivimos los españoles con una guerra civil y un estado de opresión propio de una dictadura”.

Este matrimonio, que lleva toda una vida dedicado al turismo, sabe que esta actividad es el principal pilar económico del país, y ahora la actividad más resentida por el conflicto. “La situación económica es desastrosa. No hay nada peor que una guerra entre hermanos e hijos de un mismo país, una guerra entre vecinos. Espero que la comunidad internacional reaccione y no lo haga sólo por intereses económicos”.


El pasado 16 de agosto, congregados bajo el llamado Viernes de la Ira, los Hermanos Musulmanes tomaron las principales calles de El Cairo y otras ciudades egipcias, y se enfrentaron con la policía en la Plaza Ramsés de la capital. Los choques se saldaron con 173 muertos y 1.330 heridos. El conflicto aún no ha acabado...

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