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Carrusel de sensaciones para un Jueves Santo

Vera Cruz y Silencio cumplen la carrera oficial a la espera de la \'Madrugá\'

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La catequesis popular que ofrece la Semana Santa arcense siguió su curso en un Jueves Santo de contrastes emocionales y sentimentales, en el que la ciudad vivió con esplendor la salida procesional de las dos cofradías del día; en primer lugar, la que partió de la iglesia hospitalaria de San Juan de Dios a las seis de la tarde.

La hermandad de Vera Cruz puso en la calles sus tres pasos, el primero de ellos mostrando al Cristo más antiguo de Arcos portado por hombres de traje negro, tras el cual tomó protagonismo la cuadrilla de armaos que dirige Fernando Iglesias. Los romanos no pararon con sus curiosos avances y movimientos castrenses en lo que constituyó un auténtico espectáculo a la vista. Después le seguiría el pequeño paso de San Juan Evangelistas con sus jóvenes cargueras y, cerrando el cortejo, el paso de Nuestra Señora de las Angustias portado este año, como novedad, por un grupo de hombres de la hermandad.


Los pasos se mostraron preciosos en sus exornos florales, lo cual es atribuible al trabajo de nuestro compañero José Manuel González, quien ha hecho lo propio con la Nuestra Señora de la Soledad para la procesión del Viernes Santo de este año.


La segunda trilogía de la Semana Santa arcense fue escoltada por un grupo numeroso de hermanos de fila vestidos de blanco y verde; un hermoso cortejo donde destacaron la presencia de niños acompañados de sus padres en muchos casos y, por supuesto, el silencio que impera durante todo el recorrido como señal de duelo y respeto hacia Cristo que muere en la cruz.
La procesión descendió por Corredera y dio la vuelta en Pérez del Álamo tras tirar por Peña Picada, para subir de nuevo Corredera y adentrarse en el casco antiguo. Entre los detalles que se sumaron a la cantidad de personas en las calles cabe destacar, por ejemplo, la hermosa saeta que dedicó Andrés Parra a la imagen de Nuestra Señora de las Angustias en la calle Deán Espinosa, donde ciertamente no cabía alma. La procesión contó con un elevado número de fotógrafos, lo cual tiene su justificación en que el próximo año 2015 la hermandad será la protagonista del cartel oficial de Semana Santa.


Al unísono, la hermandad del Silencio ya recorría las calles tras haber salido una hora más tarde que la Vera Cruz desde la parroquia de San Pedro.


El atrio parroquial era una piña humana donde ya no cabía nadie más, ni siquiera los osados fotógrafos. Tras la aparición de la cruz de guía y los tambores de la hermandad apareció el maltratado cuerpo del Santísimo Cristo de los Remedios y Paz, en su cruz, llevado con sumo cariño por sus hermanos, en un ejercicio, como indica el nombre vulgar de la hermandad, de riguroso silencio que se hizo más tenso, si cabe, en las calles del casco antiguo donde la estrechez permite un público muy reducido.


A la cruz de Cristo y los hermanos de fila vestidos de negro y rojo siguió una espléndida Virgen de los Dolores cuyo paso fue decorado con hermosas flores blancas y amarillas. Detrás, los músicos de la banda municipal Vicente Gómez Zarzuela, que hicieron doblete para cubrir los dos desfiles del día. Uno de los momentos álgidos del desfile fue su llegada a la plaza del Cananeo, donde los saeteros dedicaron sus sentimientos a María, en el caso de Meinato, Andrés Parra y Antonio Soto Sotito. La hermandad siguió en silencio para salir a la calle Corredera a través de la plaza del Sindicato, en un recorrido bien medido de tiempo para no interferir la procesión de la Vera Cruz que a esas horas seguía en la calle.


Como manda la tradición, el Jueves Santo fue un día completo, una hermosa tarde convertida en un carrusel de sensaciones.

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