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“El teatro es una buena causa para todos y para la vida”

Salvador Pérez Salas, fundador de Entretelas Teatro, analiza el pasado, presente y futuro de la asociación cultural

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  • Salvador Pérez Salas. -

Afectuoso, cercano, aferrado a la vida con el cordón de la alegría -todos los que han estado a punto de perder la vida se aferran a ella con alegría, con exaltación gozosa-, Salvador Pérez Salas nos habla de teatro, de proyectos, de sueños…

—Con Entretelas Teatro anda usted que no para. Hace unos días se ha representado en distintas zonas rurales de Arcos Cinco sillas, cinco contadoras, que trata de animar a la lectura a través de la acción dramática. ¿Nos cuenta en qué consiste y qué impresión le produce representar ante mujeres rurales?
—Cinco sillas. Cinco contadoras ha sido un montaje que Entretelas Teatro ha mantenido vivo durante cuatro años con motivo de la celebración del Día del Libro. Consiste en una lectura, presentada de forma que favorece la interacción de los espectadores con las contadoras a través del poder evocador de la memoria. El objetivo era muy claro: animar a leer a través de la tradición oral, por eso: refranes, retahílas, adivinanzas, coplillas, trabalenguas…; todos sacados de nuestra memoria, de nuestra infancia, servían de nexo de unión y como hilo conductor de la palabra oral y escrita, de los cuentos. Aunque la idea fue mía, no se hubiese podido desarrollar sin la colaboración e implicación absoluta en el proyecto, del resto de contadores del año 2011: Pepe Ramírez, Tere Candón, Manuela Orozco y Amalia García. A partir de 2012, siempre han sido cinco mujeres las que desarrollaron esta actividad. Asociaciones de mayores, de vecinos, de mujeres, bibliotecas y barriadas rurales han disfrutado de este espectáculo. Las últimas contadoras han sido María Dolores Méndez, Elena Vázquez, Pepi  Jiménez, Olga Sánchez y Montaña Domínguez. Este año ha sido el último que se va a representar. Contar, representar para grupos reducidos es algo que me cautiva. Me encanta acercarme a pequeños núcleos de población, mezclarme con ellos, oírles…; me gusta llevarles algo, por pequeño que sea que les haga disfrutar, conocer, desear, ilusionarse, reflexionar, enriquecerse..., al tiempo que me enriquecen con sus comentarios, palabras, detalles y su cálida acogida. Se da la circunstancia de que el público es mayoritariamente femenino. Son personas muy receptivas, deseosas de crecer, de aprender, de dejarse llevar por algo que las introduzca en mundos mágicos y nosotros, con nuestro montaje, las hemos acercado de nuevo  a ese mundo de la niñez, de la inocencia, de la magia. Comprobar esto, en todos los sitios donde nos hemos acercado, nos proporciona una sensación muy gratificante a nuestro grupo. De hecho, nuestra presidenta, María Dolores Méndez, ya me ha indicado que vaya trabajando en un nuevo proyecto para el año que viene que incluya a estos núcleos de población alejados del centro urbano.


—Y ahora, en las Cruces de Mayo, más representación y más mujeres. Un sainete donde presenta usted a distintos tipos de mujeres. Y según le hemos oído, se ha inspirado para sus personajes en mujeres de su barrio. ¿Nos lo cuenta?
—En un momento dado, en el año 2011, nuestra asociación decidió participar en la fiesta de las Cruces de Mayo, haciendo lo que sabemos hacer: representar. Tere Candón, entonces presidenta  de Entretelas teatro, me pidió que escribiese algo corto para esta fiesta y que se pudiese representar por pocas personas. Entendí  que   lo que hiciésemos debería ser un alto en el itinerario de las Cruces de Mayo, pero no un corte absoluto. Así que me decidí por el formato del sainete, algo ágil, breve, rápido, cercano y portador de mensajes. Aquel año participamos Pepe Ramírez, Tere Candón, Isabel Durán y yo. Ese primer sainete intentaba explicar los Orígenes populares de la fiesta de Las Cruces. Y lo consiguió. Tras una ardua investigación supimos exponer las líneas esenciales acerca de los orígenes de esta fiesta. Al año siguiente ni Pepe ni yo pudimos participar, así que me decanté por escribir una hipotética situación originada en el interior de una casa de vecinas del casco antiguo, concretamente en el patio. De ahí su título, Una cruz en el patio. Teníamos poco tiempo para ensayar,  así que tenía que escribirlo de tal manera que los personajes estuviesen muy marcados desde el principio. Recordé, nuevamente, mi infancia, mi barrio, las calles de entonces, sus casas, su gente... sus mujeres, y de entre ellas escogí cuatro estereotipos: una beata, una mujer hacendosa, otra de las  llamadas entonces ligeritas de cascos y, por último, una que lo más lejos que había salido era al patio de su casa. Llevé los personajes casi al esperpento y así es como nacieron. En 2013, fueron los mismos personajes los que aparecían en escena, con un nuevo título, Una cruz en la calle. Este año serán las mismas mujeres, representadas por Isabel Durán, Noemí Cerredo, Cati Carrera y Tere Candón las que representen ¿Otra cruz?. Los cuatro sainetes tienen en común el montaje de una cruz, a veces con elementos insospechados y en un tiempo récord, apenas unos minutos. Subliminalmente, los cuatro sainetes son portadores de mensajes sociales y humanos: solidaridad, objetivos comunes, la unión hace la fuerza, la aceptación del otro... y sí, nuevamente son mujeres las mensajeras.


—Viéndole trabajar se le nota feliz, cordial, cercano. ¿Es el teatro una buena causa?
—¿Por estar así? Sí. En los últimos años soy más feliz. Estoy vivo. Este hecho me hace ser cordial con los que me acompañan en el desarrollo diario de mi vida, y en cuanto a la cercanía, siempre he sido cercano. Se me aborda con facilidad. Seguramente, pertenecer a Entretelas Teatro me mantuvo ocupada la mente en aquellos dos años horribles de mi vida, me sirvió para mantenerme unido al mundo exterior y sobre todo para pensar en otros, no en mí,  no en lo que me estaba ocurriendo. Visto así, sí: el teatro es una buena causa de que me manifieste tal como me ven ahora. Pensar en textos, llevar la documentación de la asociación, preocuparme porque todo siguiese funcionando, la calidez de mis compañeros y compañeras, su apoyo, sus llamadas, su presencia ausente pero continua, la petición de que escribiera una obra teatral, Diez sacos de trigo, basada en el romance de la Molinera y el Corregidor, y que Tere me pidiera que interpretase el personaje del Corregidor, también me sirvió para vivir, desde mi casa, lo que estaba ocurriendo fuera..., para sentirme parte de la vida, para sentirme vivo. Creo que la implicación activa de Entretelas, apoyada siempre por la Delegación de Cultura, está propiciando el fomento del teatro en nuestra localidad y, por lo tanto, la cultura. Está favoreciendo que se acerquen al Teatro Olivares Veas personas que nunca antes lo habían hecho. Por lo que sea, por amistad, por curiosidad, por lo que le hayan contado o porque quieran disfrutar de nuestra forma de hacer teatro..., lo cierto es que están abriendo los ojos, quieren ver más, conocer más, vivir más. El personal de las Delegaciones de Infraestructuras y Fiestas colabora en la mayoría de nuestros montajes y se están estableciendo unas muy cordiales relaciones personales con ellos.  Por todo ello, público, colaboradores, socios, y por mí mismo, vuelvo a repetirlo: el teatro es una buena causa para todos.


—Por cierto. Defínanos qué es el teatro. ¿Es el sueño de la realidad; es un instrumento para educar a los ciudadanos, para tenerlos avisados; es…?
—A lo largo de mi vida he tenido muchas concepciones del teatro. Pero parafraseando a un amigo mío, Jorge Cuadrelli, “el teatro puede ir desde una interpretación real de la misma vida hasta un reflejo deformado de ella”. Utilizamos caretas, maquillajes, ropajes... hasta hacernos totalmente distintos de lo que somos en realidad. Vivimos una irrealidad real. O una realidad irreal. Es un mundo mágico donde todo es nada y nada es lo que aparenta. Pero, sea lo que sea, sea lo que queramos que sea, está claro que es una herramienta cultural tremenda, a través de la que podemos formarnos, informar, tomar conciencia, expresarnos, comunicarnos, mover conciencias. A través de distintos autores, multitud de obras y a lo largo de distintas épocas ha reflejado a la humanidad con todos sus defectos y virtudes. En el teatro hemos representado nuestros miedos, nuestros dolores, nuestras angustias, nuestros horrores, nuestra grandeza, nuestras miserias, nuestras alegrías, nuestros amores, nuestras ambiciones, esperanzas, creencias, pasiones, perversiones, crueldades y nuestro día a día. En el teatro hemos sido o hemos querido ser, o hemos querido parecer. En él aparecemos y desaparecemos. Como en la vida. La vida es un teatro.


—¿Cuáles son los proyectos más cercanos de Entretelas Teatro?
—Pues son varios. El primero, participar este fin de semana en las Cruces de Mayo, en la capilla de La Misericordia, frente al Palacio del Mayorazgo. El segundo, lo comenzaremos la semana que viene y es un nuevo proyecto de animación a la lectura: 365 Días del Libro. Como su nombre indica, pretendemos acercar los libros durante todo el año al mundo infantil de Arcos. Este proyecto ha comenzado con la presentación del libro Platero y yo en una pieza de teatro breve que se llama Platero y Juan Ramón. Escogí este tema gracias a Noemí Cerredo, que me lo pidió para participar en la celebración del centenario del libro mencionado, en el CEIP Campoameno, junto a Olga Escanilla. Después, se me ocurrió diseñar una colección a la que he llamado Personajes de papel y llevarla a los centros escolares con miembros de Entretelas. Con ella, pretendo acercar y presentar al alumnado de la localidad distintos personajes que aparecen en los libros y a sus respectivos autores. Al ser una experiencia piloto, Noemí y Tere, componentes de Entretelas Teatro, la van a representar solamente a lo largo del mes de mayo en unos cuantos centros escolares. Valoraremos su desarrollo y, si procede, la extenderemos al resto de los centros. Espero continuar escribiendo otros títulos de la colección en los próximos meses. El siguiente proyecto es la representación de la comedia Don Armando Gresca, de Adrián Ortega, en el teatro Olivares Veas los días 30 y 31 de mayo y 6 y 7 de junio. Es una comedia escrita en los años cincuenta del siglo pasado que esperamos haga pasar unas agradables horas a los espectadores que se acerquen a apoyarnos esos días. A partir de junio se nos abren dos mundos, el de las vacaciones estivales y el de los nuevos montajes. Este año, algunos de los miembros de Entretelas continuarán en activo. Desde enero estamos trabajando con un grupo de adolescentes afiliados a nuestra asociación conceptos como conocimiento y dominio del espacio escénico, proyección de la voz, vocalización, expresión corporal,  etc. Desde hace un mes aproximadamente hemos comenzado a preparar una adaptación de la obra de Lorca La niña que riega las albahacas. Estos adolescentes están esforzándose para presentar este montaje el día 18 de julio en la plaza de El Murete. Varios adultos interpretarán algunos de los personajes que aparecen en la obra. En septiembre, comenzaremos a preparar las nuevas obras para la temporada que viene.


—¿En qué ha cambiado la enfermedad, y la consiguiente jubilación, la vida de Salvador Pérez Salas?
—En todo. La enfermedad paró mi vida. La rompió y me hizo renacer. Desde entonces ha cambiado mi concepción de la misma.  Ahora tengo una nueva forma de ver, de vivir: mi concepción del amor, del tiempo, de la solidaridad, de la cercanía, de la entrega, del respeto al otro, de la ayuda, de la familia, de la salud y hasta de la muerte. El hecho de que mi cuerpo no esté totalmente recuperado limita en mucho mis acciones,  pero ha liberado mi mente hasta puntos insospechados por mí mismo.
 

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