El Ejército informó de que el fiscal militar, Avi Mendelblit, dio carpetazo al asunto al considerar, tras una investigación de la Policía Militar, que no hay pruebas delictivas en los relatos que fueron denunciados y que los soldados que prestaron testimonios no eran testigos directos.
En la ofensiva israelí murieron unos 1.400 palestinos, en su mayoría civiles, y entre éstos cientos de menores, por lo que organizaciones de derechos humanos locales e internacionales acusan a Israel de haber cometido crímenes de guerra.
En Israel el escándalo estalló con fuerza hace dos semanas cuando la prensa local expuso los testimonios de varios soldados y oficiales durante una conferencia ante cadetes de una academia de preparación militar.
Según los testimonios, un comandante “ordenó que se disparase y matase a una anciana palestina que caminaba por una carretera a unos cien metros de la vivienda que la compañía se había incautado”, lo que calificó de “asesinato a sangre fría”.
Otro soldado aseguró que, después de que un jefe de unidad discutiera con su comandante sobre la permisividad del código de actuación y éste fuera cambiado, otros militares del mismo rango se quejaron y dijeron que “deberíamos matar a todos aquí (en el centro de Gaza). Todos aquí son terroristas”. Mendelblitt asegura que las investigación apunta a que éstos y otros relatos fueron recogidos de terceros.