El pasado viernes me dispuse con mucho interés a escuchar el debate de las distintas iniciativas políticas en 11500. El plato fuerte del debate sin duda era el alcalde, Alfonso Candón, curtido en la política y diputado nacional, con lo cual le presuponía un perfil alto, documentado y hábil en la confrontación.
Con todos estos ingredientes cogí papel y boli para apuntar los puntos fuertes de su disertación, analizarlos y plantear críticas y alternativas mejores que las que el difícil púgil plantearía con toda seguridad. La primera intervención no tuvo desperdicio y ya mostró que nuestro alcalde es más marciano que portuense porque desde luego esta persona no vive en la misma ciudad que yo, de veras que tuve que pellizcarme. En primer lugar cabría preguntarse dónde estaba nuestro extraterrestre alcalde los dos años y medio en los que no fue alcalde, ya que en todo momento habla de su año y medio de mandato. Probablemente un agujero negro tuvo que tragarse el proyecto del PP la primera parte de legislatura y sus doce años como concejal.
Las fotos de los periódicos atestiguan que al menos en cuerpo estuvo en El Puerto pero su mente tuvo que andar por otra galaxia. No salgo de mi estupor cuando el alcalde basa su proyecto en la recuperación del casco histórico, la recuperación del río y la plataforma logística, que dicho sea de paso podría haber sido más pedagógico y haber desarrollado un poco la idea.
Negar que el fomento de la ciudad es un pilar básico para el futuro sería de necios, pero no tener en cuenta entre esos tres pilares básicos la protección de los más vulnerables y la prevención y erradicación de la pobreza y el riego de exclusión es un síntoma de desvinculación total de la realidad. El escenario actual de nuestra ciudad no necesita recetas antiguas basadas en la obra pública y la cultura del pelotazo. Sectores cada vez más amplios corren un grave riesgo de exclusión o ya viven instalados en ella. Ante esta realidad que corroboran datos desde muy diversas instituciones la administración local, la administración más próxima al ciudadano no puede quedar impasible.
Cuando aumentan los hogares donde no entra ingreso alguno hablar de obras grandilocuentes resulta obsceno. Se necesita de políticas sociales que sean capaces de corregir las desigualdades que está generando el modelo económico actual, un modelo donde los índices de exclusión social se están disparando pese a que las grandes fortunas siguen creciendo.
Es evidente que desde un ayuntamiento no se puede creer que se cuenta con todas las herramientas necesarias para transformar un modelo económico, pero si se pueden implementar políticas orientadas a romper esa tendencia empobrecedora de las clases bajas y medias. Negar la realidad como hace su compañero Montoro, intentando censurar los datos de Cáritas no consigue que la realidad desaparezca, eso sólo les transporta a otra galaxia. Resulta desalentador que el alcalde no incluyera en sus prioridades el rescate de las personas, la intervención pública en materia de vivienda o un plan de empleo municipal.
Ofreció una política de mínimos, resignada, desubicada, poco ambiciosa y realizando una priorización de necesidades que parecía no referirse a nuestra ciudad y a las personas que vivimos en ella.
Carlos Coronado uso el famoso símil de los toros desde la barrera diciendo que las cosas desde fuera se veían muy fáciles, bonitas y utópicas. Yo particularmente estoy en la barrera, pero por mucho que miro a la arena no veo a nadie, sólo miro al cielo y veo como el equipo de gobierno vuelve a su galaxia paralela de acerados, fiesta de los patios y medianas de carretera pintadas de azul pepero.