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Policía mata a uno de los fugados de Nueva York, pero sigue buscando al otro

Tras veinte días de búsqueda cerca de la frontera canadiense, la Policía mató a tiros hoy a uno de los dos prisioneros fugados de una cárcel de Nueva York, Richard Matt, pero sigue sin concretarse el paradero de su compañero de fuga, David Sweat

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Tras veinte días de búsqueda cerca de la frontera canadiense, la Policía mató a tiros hoy a uno de los dos prisioneros fugados de una cárcel de Nueva York, Richard Matt, pero sigue sin concretarse el paradero de su compañero de fuga, David Sweat.

Richard Matt, de 48 años, condenado a 25 años por matar y descuartizar a su jefe en 2007, fue localizado en un área boscosa en el condado de Franklin, después de haber encontrado rastros de su ADN en dos refugios de cazadores cercanos, a 10 millas de donde fue abatido y a 50 de la prisión de Dannemora, en la que estaba preso, informó The New York Times.

Sin embargo, sigue sin saberse el paradero exacto del otro prófugo, David Sweat, de 35 años, que cumplía cadena perpetua por el asesinato de un alguacil en 2002, y que, según el diario neoyorquino, escapó de un tiroteo en el que no fue visto pero se le oyó correr.

La policía ha cercado un área de tres millas y trata de acorralar a Sweat, según una fuente policial citada por el periódico.

Según las últimas informaciones ofrecidas por la CNN, aunque la búsqueda ya estaba centrada en la región, la pista definitiva la dio un conductor de una furgoneta al que Matt disparó para intentar hacerse con el vehículo y que se puso en contacto con las autoridades.

Los presos escaparon del penal de Clinton, cerca de la frontera con Canadá y conocido como la "pequeña Siberia", en la noche del 5 al 6 de junio, tras cavar un túnel desde las celdas hasta el exterior.

Desde entonces han sido buscados por centenares de agentes policiales locales, estatales y federales a los que han confundido durante más de dos semanas.

La operación se ha desarrollado por tierra y aire por la zona, con cientos de unidades recorriendo densas zonas boscosas siguiendo las más de 2.000 pistas recibidas de la población de la zona, sobre todo después de la recompensa de 100.000 dólares ofrecida por el gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, para quien aportara información que condujera a la captura.

Tras encontrar ADN en las mencionadas cabañas, se concluyó que allí los prófugos también se hicieron con armas de los cazadores y, finalmente, ha sido una patrulla fronteriza la que localizó a Matt, quien ya había conseguido escapar en 1986 de otra penitenciaría.

Mientras se ha ido desarrollando la operación de caza de los asesinos fugitivos, el otro foco de atención ha estado en los detalles de una trama que se ha ido desvelando poco a poco y en la que hay hasta ahora dos funcionarios de la prisión detenidos.

En primer lugar, las autoridades arrestaron a la funcionaria de la prisión Joyce Mitchell, quien confesó que ofreció a los dos presos acceso a un teléfono celular y metió de contrabando las herramientas que utilizaron para escapar.

Mitchell también facilitó a los presos el acceso a brocas para llevar a cabo su huida e hizo gestiones para poner a su disposición un vehículo cuando los dos presos se fugaran de la cárcel, pero al parecer abandonó sus planes después de sufrir un "ataque de ansiedad".

Según informaciones posteriores, Mitchell habría tenido relaciones sexuales de manera regular con ambos prófugos, a los que daba clases de costura y a quienes dio trato de favor, consiguiendo que les trasladaran a celdas contiguas.

La funcionaria habría utilizado paquetes de hamburguesas congeladas para esconder las herramientas que daba a Matt y Sweat y habría utilizado dulces para sobornar a otros funcionarios para que hicieran excepciones con ellos.

Entre ellos estaba Gene Palmer, de 57 años, que fue detenido el miércoles por la noche y que, según el pliego de cargos en su contra, pasó a un preso sin identificar los paquetes de carne con las herramientas en cuatro ocasiones diferentes entre noviembre y junio a cambio de varios cuadros que le entregaron los dos reclusos.

Después de la fuga, la Fiscalía asegura que el acusado quemó varios de los cuadros en una hoguera en su casa y trató de enterrar otros en una zona boscosa de la localidad de Dannemora, donde se encuentra el penal de Clinton.

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