La Conferencia Episcopal Española (CEE) ha organizado un Encuentro Europeo de Jóvenes en Ávila, que se celebrará del 5 al 9 de agosto, en el marco del V Centenario del Nacimiento de Santa Teresa de Jesús, y aseguran que esta será "la movida de Dios" del verano para más de 5.000 jóvenes que ya se han inscrito.
Así lo ha indicado el secretario general y portavoz de la Conferencia Episcopal Española, José María Gil Tamayo, en una entrevista. "A las movidas del verano se une esta movida de Dios que es este Encuentro de Jóvenes que quieren ser cristianos y alegres a la vez, esa es la gran lección que a su vez ellos nos dan", subraya.
Este evento forma parte de los actos programados por el V Centenario del Nacimiento de Santa Teresa que, ante la no participación del Papa Francisco, se ha convertido en "un asunto más español que internacional". En cualquier caso, la CEE está gestionando con el Vaticano una forma de que Francisco esté presente en el Encuentro a través de un mensaje que podría ser audiovisual.
Además, los obispos no pierden la esperanza de que el Pontífice viaje a España. "Ya le pondremos algún gancho para que el Papa pueda sentirse atraído", añade Gil Tamayo.
Con este Encuentro Europeo de Jóvenes, que se celebrará bajo el lema 'En tiempos recios, amigos fuertes de Dios', la CEE pretende "hacer conscientes a los jóvenes de su responsabilidad de tomar el testigo de Santa Teresa en el mundo de hoy" convirtiéndose en "evangelizadores de sus compañeros" y teniendo como ejemplo a Teresa de Jesús, "una gran mujer y una cristiana de primer orden".
Sobre el número de jóvenes españoles que se declaran católicos practicantes, el secretario general defiende que "la Iglesia tiene una cara joven", que no es algo "anacrónico o solo de mayores" que se encuentre "en retirada". Esta cara joven, según recuerda, se refleja, por ejemplo, en las Jornadas Mundiales de la Juventud.
Además, remarca que la Iglesia tiene una "visibilidad histórica y social de importancia" en España, con más de 2.000 años y considera que los españoles no se entenderían como tal sin una referencia a Jesucristo.
LOS DIVORCIADOS VUELTOS A CASAR, "DENTRO DE LA IGLESIA"
Por otro lado, las diócesis españolas se han volcado durante este año en hacer un diagnóstico de la familia respondiendo a las preguntas enviadas por el Papa a todas las Conferencias Episcopales del mundo para preparar el Sínodo de Obispos de octubre que tratará sobre la familia.
Basándose en las respuestas de las diócesis, los obispos aprovechan para recordar a las personas divorciadas que se han vuelto a casar que "no están fuera de la Iglesia". "Decirles que están en la Iglesia y este recordatorio nos sirve también a los propios pastores para dar una atención más esmerada a estas personas que tienen un sufrimiento por el fracaso de su vida matrimonial", insiste Gil Tamayo.
Además, destaca entre los problemas que padece la familia española: "La falta de estabilidad familiar, el descarte de ancianos, el número de divorcios o la disminución del número de nuevos miembros en la familia". Concretamente, precisa que la baja natalidad se debe a "esa mentalidad anticoncepcionista" que "ha hecho mella y tiene consecuencias para la demografía de la Iglesia y para la demografía social".
También critica la "facilidad del acceso al divorcio", de forma que ahora, ante las "crisis que siempre se dan en la convivencia" existe "un primer recurso rápido que facilita la ruptura" e "imposibilita mucho la reconciliación".
Asimismo, sobre el "descarte" de los ancianos, advierte de que los abuelos, aunque han sido "el colchón" para las familias durante la crisis, en muchos casos "ya no forman parte del paisaje habitual de la vida de una familia", un hecho que, como dice el Papa, "resta memoria".
NO DISCRIMINAR A LOS HOMOSEXUALES
Finalmente, acerca de la atención a las personas homosexuales, el portavoz de los obispos aclara que "la doctrina de la Iglesia no va a cambiar" porque "el matrimonio para la Iglesia es una unión estable entre un hombre y una mujer abierta a la vida". En todo caso, con respecto a las personas, recuerda que "ningún creyente" puede "discriminar a nadie, por ningún motivo", tampoco a las personas homosexuales.