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“Siempre habrá ciudadanos que se sientan tratados injustamente”

La pasada semana se produjo la primera toma de contacto entre el equipo de Gobierno y el defensor de la Ciudadanía, Pepe Salas, de cara a la restitución de esta figura institucional en la vida pública de Arcos

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  • Pepe Salas. -

Después de sus casi cuatro  años de representatividad que tocaron fin en 2013, regresa una figura clave en la salvaguarda de los derechos de los ciudadanos, gracias en gran medida al compromiso electoral que adoptó el PSOE en los últimos comicios municipales y que ahora se cumple. 


¿Cuál es la predisposición de Pepe Salas para regresar al cargo de defensor de la Ciudadanía?
—El señor alcalde me preguntó lo mismo: cuál era mi disponibilidad. Le expliqué que he sido durante cuatro años defensor y que una de las condiciones inmediatas era la reapertura de la oficina. Le he dicho que sí. Él hizo una promesa electoral que ha querido cumplir, como la ha querido cumplir el PSOE. He dicho que sí, que estaba dispuesto.


¿Tenía personalmente la sensación de que había de por medio una tarea inacabada?
—La tarea de los defensores de los ciudadanos, sea a nivel local, autonómico o estatal no acaba nunca. En mi caso, la tarea no acabó con mi cese y no acabará nunca porque siempre habrá ciudadanos que se sientan tratados injustamente, siempre habrá situaciones en las que la legalidad vigente no se cumpla... Cuando el ciudadano se queja, el hecho de tener una oficina abierta es muy importante. Siempre habrá faena y trabajo.


Nueva etapa, nuevos retos. ¿Cómo prevé este nuevo periodo el defensor?
—Siempre hay nuevos retos, aunque ahora lo primero es abrir de nuevo la oficina. Hay por medio determinadas gestiones y  trámites que está llevando a cabo este equipo de Gobierno.  Esos retos están ahora mismo en estudio. Si dentro de unas semanas la oficina se abre, entonces hablaremos de esos nuevos retos. Pero seguro que hay nuevo trabajo y nuevas ilusiones. Y sobre todo, los ciudadanos que se sientan perjudicados o que se encuentren con algún problema van a tener un sitio donde ayudarles.


La experiencia es un grado, ¿qué ha aprendido de su etapa anterior?
—La experiencia es la maestra de la vida. He visto muchas cosas, he vivido muchas situaciones... he cumplido ya 70 años, así que imagínate lo que he aprendido.


Usted siempre se quejó de la falta de medios para desarrollar su función. ¿Qué le deparará esta nueva etapa en este sentido?
—Los medios siempre son insuficientes, y los presupuestos, la economía... siempre traen limitaciones. Espero que se abra la oficina con la ayuda del Ayuntamiento, con una administrativa que al Ayuntamiento no le cuesta nada porque ya está trabajando en el Ayuntamiento, y con un abogado que igualmente trabaja para el Ayuntamiento y que ya tiene su sueldo...; y si yo ejerzo mi cargo desinteresadamente, dinero no le va a costar al municipio. En un principio no necesitamos más. Lo único que quiero es que cuando el defensor envíe una queja a la casa grande -por el Ayuntamiento- seamos oídos y se la tomen con interés.


Durante estos casi dos años, ¿ha seguido trabajando de algún modo como defensor en ‘la sombra’?
—Mucha gente me ha llamado a casa y me ha pedido algún tipo de asesoramiento.  Como ciudadano, y dentro de mis posibilidades, siempre he atendido al ciudadano, al amigo... Suelo aconsejar a las personas sobre por dónde tienen que tirar..., pero también hay personas a las que he pedido que desistan de su reclamación porque no le asiste ningún derecho.


¿Merece la pena seguir trabajando por Arcos, sus gentes y sus causas perdidas?
—Ocupar un cargo público siempre te depara momentos satisfactorios y momentos de decepción. Personalmente, siempre me lo he tomado desde el principio como el que trabaja en una ONG (organización no gubernamental); es decir, un joven que termina medicina puede apuntarse a una bolsa de trabajo pública o irse a África a trabajar altruistamente. Ahí tenemos el caso de Médicos Sin Fronteras: un joven de veintipico de años se va a trabajar fuera, al tercer mundo, sin cobrar nada, sólo para ayudar a la gente, al corazón de África, sin medios, sin recursos... Sí que merece la pena, por muchos disgustos que te puedan sobrevenir.


¿Tiene alguna espinita clavada de su anterior experiencia como defensor de la Ciudadanía?
—No, ¡qué va! En la vida siempre hay que mirar adelante. Todos cometemos errores, todos nos equivocamos y lo importante es rectificar.  Guardar algo, el rencor, no es bueno, eso nos hace infelices. Durante los cuatro años que ocupé el cargo fui muy feliz, y también estos años que he estado en casa con la familia también he sido feliz. No quiero mirar hacia atrás, lo pasado, pasado está.


Su intención, tengo entendido, es no estar demasiado tiempo en el cargo...
—Los cargos, efectivamente, hay que renovarlos. Este cargo tiene una vigencia de cuatro años renovables por otros cuatro.  Le he dicho alcalde que vamos a trabajar, que vamos a abrir la oficina..., pero también le he dicho que hay que pensar en otra persona que sea aceptada por el Pleno, pues es el Pleno el que debe alcanzar un acuerdo. Recuerdo que la primera vez se tardó cinco años en nombrar al defensor de la Ciudadanía. Se comenzó a estudiar el tema en 2005 y el defensor se nombró en el año 2009... Cinco años costó que los partidos políticos llegaran a un acuerdo. Sí, la intención es que se vaya pensando en alguien para que me sustituya, una persona que debe ser del máximo consenso.

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