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Sevilla

El acusado de matar al vicario de San Isidoro sabía lo que hacía

El hombre de 52 años acusado de matar de cuatro puñaladas a un sacerdote en Sevilla, el vicario parroquial de San Isidoro, padece un transtorno adaptativo pero sabía lo que hacía cuando le agredía, según recoge el informe psiquiátrico del Instituto de Medicina Legal

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  • El acusado -

El hombre de 52 años acusado de matar de cuatro puñaladas a un sacerdote en Sevilla, el vicario parroquial de San Isidoro, padece un transtorno adaptativo pero sabía lo que hacía cuando le agredía, según recoge el informe psiquiátrico del Instituto de Medicina Legal.

Fuentes judiciales han explicado que el transtorno de la personalidad que padece el acusado afecta a su facultad volitiva, lo que podría suponer una atenuante simple o cualificada.

El acusado, J.E.A.F., ha sido trasladado hoy al juzgado de instrucción 10 de Sevilla, que instruye el caso, para que se le concretara la imputación y se solicitaran nuevas pruebas, aunque la comparecencia se ha aplazado al 4 de noviembre.

El aplazamiento se ha acordado porque el detenido, que ha llegado al juzgado tapándose la cara ante la presencia de medios audiovisuales, ha renunciado a su abogado de oficio y se le ha asignado otro que aún no ha tenido tiempo de conocer la causa.

La mujer del detenido y a la vez sobrina del sacerdote declaró el pasado 3 de septiembre ante la juez que su marido, del que se estaba divorciando, le envió un mensaje al teléfono reconociendo que acababa de cometer el crimen.

El mensaje le llegó pasadas las 20.00 horas, poco después de que se produjera la muerte del religioso, al que el acusado atribuyó, en su declaración ante la Policía tras ser detenido, a las negativas influencias que tenía sobre su esposa y a los problemas que provocaba en su matrimonio.

Además de este testimonio, otro testigo que es empleado de un taller cercano al lugar donde ocurrieron los hechos ha declarado en el juzgado que escuchó los gritos del sacerdote tras la agresión.

El sacerdote Carlos Martínez, de 76 años, fue asesinado el 16 de julio en Sevilla y su funeral fue presidido por el arzobispo de Sevilla, Juan José Asenjo.

Carlos Martínez, vicario también de la iglesia de San Isidoro, murió tras ser apuñalado en el portal de su casa, en la calle Francisco Carrión Mejías, a donde volvía después de oficiar un servicio religioso, mientras que su presunto agresor fue detenido poco después en el barrio de Triana.

La versión de los hechos que se conoce es que el acusado compró dos cuchillos, de lo que al parecer existen imágenes, y le asestó cuatro puñaladas al sacerdote.

El detenido, que está en prisión provisional comunicada y sin fianza y al que la juez le imputa un delito de asesinato, habría remitido tres cartas a amigas suyas explicando lo que hizo, misivas que entregaron a la Guardia Civil.

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