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Lo que queda del día

Sigan el ejemplo de Einstein

Un plan de ajuste como el exigido por el Ministerio es un campo de minas, un páramo de incertidumbres, un bloque de cemento atado a los pies del Consistorio antes de lanzarlo al mar. No pinta bien.

En 48  horas, la alcaldesa de Jerez mantendrá un nuevo encuentro con responsables del Ministerio de Hacienda para seguir ahondando en la situación económica y financiera del Ayuntamiento. El punto de partida pasa por conocer si cuentan con el visto bueno para el presupuesto de 2015, aspecto clave para dar forma al del presente año. No se espera una negativa, pero puesto que está el precedente de El Puerto de Santa María, hay ciertas reservas al respecto. Es, no obstante, una cuestión secundaria. El gran asunto de fondo es el nuevo plan de ajuste, por su influencia como auténtico sistema nervioso del entramado económico municipal.

En las actuales circunstancias, un plan de ajuste como el exigido por el Ministerio es un campo de minas, un páramo de incertidumbres, un bloque de cemento atado a los pies del Consistorio antes de lanzarlo al mar. No pinta bien. Menos aún para las aspiraciones del propio Gobierno local. Y eso lo saben, no sólo hasta los hebreos, sino hasta en el PP, que, en un exceso de confianza y de necesidad, terminó por incumplir los que le dictó Cristóbal Montoro, y no porque fuera “uno de los nuestros”, sino porque aquello venía a ser como respirar con los ojos, que decía Pedro Reyes que no es que fuera difícil, sino que era “imposible”, en una vuelta de tuerca al absurdo de las evidencias.

En el fondo, y aunque no lo parezca, tanto el PSOE como el PP hablan el mismo idioma en este asunto, aunque ellos necesiten de subtítulos para hacer ver que dicen cosas diferentes. Los dos coinciden en lo esencial: sin un plan de refinanciación de la deuda a largo plazo, pongamos -ponen- 40 años, el Ayuntamiento seguirá incumpliendo matemáticamente con los planes de ajuste exigidos para cada ejercicio, porque lo que no van a hacer, esté el PSOE, el PP, o el que le toque, es desatender sus compromisos con la ciudadanía y destinar todos los esfuerzos del ahorro a hacer frente a la deuda con los bancos.

El discurso, es cierto, puede incurrir en la demagogia desde el momento en que la palabra “banco” aparece instalada en mitad de la frase, como si los hubiesen puesto allí para que no podamos ver el bosque, o como una coartada emocional, pero la voluntad sí es cierto que depende del Ministerio a la hora de hacer valer los razonamientos del Ayuntamiento de Jerez y de todos, que son muchos, los que se encuentran en una situación muy parecida a la suya. Tampoco parece que éste sea un Ministerio que entienda de amistades, por lo que, todo lo que pueda avanzar Mamen Sánchez esta semana, eso que llevará adelantado para cuando se produzca el relevo o todos dejen de estar en funciones.

No es el único asunto que tiene en común el Ayuntamiento con otros de la provincia y de España, entre otras cosas porque hay puntos de partida muy similares en el escenario desvelado tras levantarse el telón de las municipales, caso de las deudas contraídas o los mayoritarios gobiernos en minoría. En Andalucía, de entre las ciudades más importantes -Jerez es la quinta, por dimensión-, sólo el Ayuntamiento de Almería ha logrado aprobar hasta ahora su presupuesto para 2016.

Hay más similitudes, y remiten a los procedimientos: no hay quien rubrique un informe técnico. Tal vez sea una exageración reducirlo a una expresión tan categórica, pero define la sensación de parálisis que viven muchos consistorios en este momento y la alergia a tener que dilucidar más adelante sus decisiones en los juzgados.

En consecuencia, la puesta en común se ha hecho obligatoria. Lo están haciendo los municipios mancomunados -Jerez con los de la Bahía-, que intercambian experiencias, buscan apoyos mutuos y ejemplos de éxito. Dicho así parecen sesiones de autoestima, por lo que habrá que aguardar a que más pronto que tarde revelen asimismo las soluciones esperadas.

De momento, como aconsejaba Einstein, un buen comienzo puede pasar por hacer cosas diferentes para obtener resultados diferentes, que es algo más fácil de entender que la teoría de las ondas gravitacionales, por mucho que nos seduzcan las posibilidades de las alteraciones espacio temporales.

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