S eguimos sin Gobierno. Sin Gobierno en este país que se sigue llamando España. Rajoy interinamente sigue al mando de un Estado que está creando incertidumbre en los mercados y en Europa donde quieren o pretenden que los políticos sean capaces de aclararse. De aclararse por el bien de la nación que no por el bien particular de cada personaje o de cada partido, que de todo hay en esta viña de yo quiero mandar y tú te quedas en la oposición. Ese es el análisis rápido que se pueda hacer tras la fallida investidura de Pedro Sánchez y todo, tal vez, por no hacer un examen de conciencia y ver qué es lo mejor y qué es lo peor. Me lo comentaba un veterano militante de la derecha española. “No es porque yo sea de ese partido, pero si hay un partido que ha sido el más votado lo lógico sería pivotar los acuerdos sobre dicho partido y más cuando, en estos momentos, PP, Ciudadanos y PSOE son la misma cosa”. Y es que me enfatizaba que el Partido Socialista Obrero Español ya no es aquel partido virado a la izquierda del comienzo de esta democracia que, en estos momentos, afortunadamente vivimos, sino es que un partido de centro izquierda que se podría entender con Ciudadanos y con el PP que tampoco es esa derechona de Alianza Popular sino que es más bien de un centro derecha declarado. Y me apostillaba que para que todo pudiese resultar sería, a lo peor, conveniente que los cabezas visibles de PP y PSOE diesen un paso al lado, que Rajoy y Sánchez abandonasen su posicionamiento de líder y pusiesen en las fotos a otras caras que quizá convenciesen más a la gente, a los votantes de a pie. Pero me da el pálpito que ni Mariano ni Pedro tienen la más mínima intención de abandonar sus sillones y sus liderazgos aunque una parte importante de la opinión pública apueste por ello, porque los dos han perdido millones de votos, porque ninguno de los dos han sido capaces de liderar un proyecto nacional, el pepero por omisión al no querer investirse y el socialista porque los números no le han salido. España está en una encrucijada de la que debe salir y ojalá que cuando salga el humo blanco de los pactos sea lo mejor para todos. Amén.
