Dos médicos forenses de Psiquiatría del Instituto de Medicina Legal de Sevilla (IML) que examinaron a José Eugenio Alcarazo, el hombre acusado de asesinar a cuchilladas el día 16 de julio de 2015 al vicario parroquial de San Isidoro, Antonio Carlos Martínez Pérez, han asegurado este miércoles que, aunque el encausado sufría un trastorno de adaptación, sabía lo que estaba haciendo en el momento de los hechos.
Durante la tercera sesión del juicio con jurado popular que se celebra en la Audiencia Provincial de Sevilla, y según han informado a Europa Press fuentes del caso, estos dos psiquiatras han ratificado el informe que realizaron por orden judicial a fin de valorar "la imputabilidad, enfermedad o padecimiento psíquico" del investigado, que se encuentra en prisión provisional por estos hechos.
De este modo, los dos psiquiatras han relatado que mantuvieron dos entrevistas con el acusado en septiembre del pasado año, en las cuales el imputado manifestó que no se acordaba del momento "concreto" de la agresión mortal, y en base a estas entrevistas determinaron que sufría un trastorno de adaptación que "no afecta a su capacidad de entender", ya que posee "una inteligencia normal con capacidad para distinguir el bien del mal".
No obstante, también han precisado que dicho trastorno de adaptación sí afectaba a su voluntad de manera entre leve y moderada. "No pudo frenar fácilmente su voluntad de matarlo", han puesto de manifiesto.
En la tercera sesión del juicio oral, también ha declarado el doctor que realizó un reconocimiento psiquiátrico al acusado cuando fue puesto a disposición judicial tras cometer los hechos, a quien reconoció "que había matado a un hombre porque le había destrozado la vida". "Era consciente de sus actos, estaba lúcido, bien, pero en un estado de ansiedad", ha descrito.
HERIDAS DE DEFENSA
Asimismo, han prestado declaración los médicos forenses que practicaron la autopsia al cadáver del vicario de San Isidoro, que han ratificado que se trató de una muerte violenta "cuya causa ha sido una hemorragia aguda masiva interna y externa producida por heridas por arma blanca", una de las cuales fue "mortal de necesidad" al afectar al corazón.
En este sentido, han indicado que el fallecido presentaba también dos heridas en el abdomen, otra en el hombro y cinco heridas de defensa, añadiendo que "lo más probable y lógico" es que acusado y víctima estuvieran frente a frente y, por tanto, "no fuera un ataque por la espalda".
En la primera jornada del juicio, el acusado reconoció haber cometido el crimen y aseveró que está "totalmente arrepentido" por ello, ya que "nadie es dueño de la vida de nadie, y yo menos", añadiendo que lo único que recuerda del momento de los hechos "es la cara" de la víctima, que tenía 75 años de edad y era tío de su mujer.
LA FISCALÍA PIDE 20 AÑOS DE CÁRCEL
De su lado, la esposa de José Eugenio Alcarazo desveló que el acusado le confesó el crimen mediante un archivo de audio por Whatsapp donde le decía 'cógelo (el teléfono) que te interesa, tu tío se está desangrando en el portal eh'.
La Fiscalía pide para el acusado 20 años de prisión por un delito de asesinato con la atenuante de enajenación mental, mientras que la acusación particular que ejerce la abogada Inmaculada Torres en nombre de un hermano y los sobrinos del fallecido solicita para el imputado la prisión permanente revisable, lo que se produce en Sevilla por primera vez desde su introducción en el Código Penal.