Este lunes se cumplen dos años del ingreso de Pedro Pacheco en Puerto III, un centro penitenciario del que solo ha salido para dirigirse a la sección octava de la Audiencia Provincial, en la avenida Álvaro Domecq y muy cerca de su chalet familiar, para ser juzgado por los casos ‘Estación de Autobuses’ (febrero) y ‘Casa del Rocío’ (abril). Condenado a cinco años y medio de cárcel por el caso ‘Asesores’, suma penas de prisión cercanas a los nueve años con estas dos últimas causas y está previsto que en el primer semestre de 2017, seguramente entre marzo y abril, vuelva al banquillo por el caso ‘Huertos de Ocio’, por el que la Fiscalía le pide otros cinco años más de prisión.
Precisamente este frente judicial pendiente y las últimas condenas -todas recurridas en el Tribunal Supremo e inferiores a dos años de cárcel- le mantienen “bloqueados” los permisos penitenciarios que ha solicitado, así como el tercer grado, que ya le ha sido denegado hasta en dos ocasiones. Según fuentes de su círculo de amistades, esto es lo que más está “fastidiando” al que fuera alcalde de Jerez durante casi 25 años. “Él no está mal, va aguantando, e incluso anima a la gente que va a verlo, pero lo que quiere ya es tener un permiso y poder salir y ver a su nieta -la primera- a la que conoce por fotos”, explican.
Según fuentes jurídicas consultadas, “objetivamente” Pacheco ya ha cumplido una cuarta parte de la condena impuesta, pero la junta de tratamiento se está aferrando a las otras penas que tiene recurridas aunque estas aún no son firmes.
Pese a estas circunstancias, fuentes penitenciarias aseguran que el exalcalde, que está en un régimen de segundo grado, está “perfectamente adaptado” a la rutina impuesta en el módulo 10 de respeto, “uno de los mejores” de la prisión portuense. Esto no quita que especialmente a lo largo de este último año el histórico andalucista se haya llevado más de un sofocón por varios episodios en su celda por los que, en algunos casos, le han llegado incluso a abrir partes. Primero le ocurrió con el atril que le retiraron, luego con los libros (por todos es conocida su afición a la lectura, a la que se ha aferrado más que nunca para hacer más llevadera su estancia en prisión); le quitaron ejemplares porque consideraban excesivo acumular decenas de libros -según fuentes penitenciarias hasta 50- y el último ha llegado por reprenderle que tuviera demasiada ropa (más de 12 prendas). Sin embargo, fuentes penitenciarias aseguran a este periódico que esta práctica es habitual cuando se requisan las celdas de los reclusos, porque “en las celdas hay que tener lo justo y necesario y desde el principio le está pasando”, señalan.
“Dar imagen de severidad”
Así las cosas, las fuentes jurídicas consultadas ven “absurda” la postura de los funcionarios de prisión, que achacan a su pretensión de “dar imagen de severidad y evitar a toda costa la sombra de trato de favor” por tratarse de personalidades conocidas, como es el caso de Pacheco, que se ha planteado denunciar estos casos. La gota que ha colmado el vaso ha sido la desaparición de una foto de su hija cuando estaba fuera de la celda, lo cual ha indignado y bastante al exalcalde de Jerez.
Tampoco se entiende, indican las mismas fuentes jurídicas, que le llamasen la atención por animar a los internos a ejercer su derecho a votar en las últimas elecciones. “Más que objeto de represalia esto tendría que valer para una nota meritoria”.