El tiempo en: Arcos

San Fernando

La iglesia de San Francisco o la historia de la ciudad y de la Marina

Fernando Mosig presenta el libro 'Vaticana. Castrense e Isleña. Historia de la Parroquia de San Francisco de Asis (1765-2015)'. (Segundo video con todo el acto)

Publicidad Ai Publicidad Ai
Publicidad Ai
Publicidad Ai
Publicidad AiPublicidad Ai
Publicidad Ai
Publicidad Ai
Publicidad AiPublicidad Ai
Cargando el reproductor....

Fernando Mosig dejó clara una cosa sólo comenzar la presentación del libro Vaticana. Castrense e Isleña. Historia de la Parroquia de San Francisco de Asis (1765-2015). “Por encima de todo, es una obra de investigación histórica”. Y así queda claro tras el título en los dos volúmenes de que consta este nuevo trabajo del historiador que ha dado tanto al conocimiento de la ciudad.

El primer tomo está dedicado a la Historia de la Parroquia, desde su antecedente el primitivo hospicio franciscano hasta llegar a la época actual; pasando por la creación de la Parroquia y la dilatada construcción del templo consagrado en 1805; las relaciones de los franciscanos con la localidad; su labor docente, con información inédita para la historia de la educación primaria local; las devociones que fueron calando entre los isleños y las asociaciones de fieles que se fueron fundando; los conflictos que generaron los frailes, sobre todo por sus pretensiones de erigirse en convento.

Igualmente –siguió explicando Mosig- los procesos de exclaustración de estos religiosos y de desamortización del inmueble, procesos poco y mal estudiados hasta ahora y que se convierten en una de las máximas aportaciones de este texto, con los graves y enrevesados problemas de titularidad y jurisdicción que acarrearon a posteriori; la evolución parroquial durante la centuria decimonona bajo el título de “NS de los Remedios”; el gravísimo ataque cantonal sufrido en 1873; el reflejo de los sinsabores de la pérdida de Cuba y Filipinas en el 98; el privilegio de agregación a la basílica de San Pedro de Roma concedido en 1926 por Pío XI durante el reinado de AXIII, que conllevó el uso del título de “Pontificia” que fue aquí cambiado –de forma muy original- por “Vaticana”; la creación de la parroquia diocesana de San Francisco durante la II República; y la época del régimen de Franco con los acuerdos entre la Armada y la diócesis de Cádiz, más la gran reforma y modernización del templo efectuada en 1966.

El segundo tomo está dedicado al Arte. Contiene un recorrido necesariamente general,
sin entrar en detalles, por la arquitectura, escultura, pintura, y artes suntuarias que alberga el templo. “He procurado hacer una ficha técnica lo más completa posible, aunque no exhaustiva, de cada pieza. Y no sólo de las actuales, sino de aquellas que también formaron parte en su día del patrimonio parroquial, según revelan los documentos consultados”.

Este segundo tomo también contiene la tercera parte de la obra, los Apéndices. Éstos están integrados por una tabla cronológica imprescindible; un apéndice documental que incluye medio centenar de documentos inéditos para la historia parroquial y local; así como una serie de nóminas, entre la que destaca una relación de 65 hijos ilustres de la parroquia que descollaron a nivel local, nacional e incluso internacional. “Es ésta una relación necesariamente breve, casi telegráfica, pues no se trataba de hacer la biografía de cada uno de ellos, ni mucho menos, sino sólo de enumerarlos y dedicarles un par de líneas”.

“En resumen, es un libro de Historia, de historia positiva, de historia de acontecimientos. Es un libro que bebe de las fuentes originales, que huye de repetir lo de siempre, o de dar por buenos datos no verificados. Creo que, en pocas palabras, es un libro de Historia rigurosa, seria y científica, con el necesario aparato crítico de las notas a pie de página”, aclara el autor.

“Sin embargo, quiero dejar claro que este libro no es un acta notarial ni un dictamen jurídico. No es un acta notarial rígida que refleja fielmente todo lo que ocurrió. No es un dictamen jurídico que avale tal o cual pretensión, situación o propiedad. De ningún modo. Es sólo una interpretación histórica. La mía. Firmada con mi nombre”. Por si quedaba alguna duda actual o futura.

Para ello, Mosig pide que cada uno lea el libro como quiera, pero recomienda que sí se lean el prólogo del autor, “donde he tratado de explicar lo que he pretendido hacer y cómo lo he hecho”.

Es un libro que se ha hecho en un tiempo récord, sólo un año, y con pocos medios. “De haber dispuesto de más tiempo y medios, el libro estaría más completo y perfeccionado por lo que respecta a su contenido”, dijo.

“A pesar de ello, la historia de la Parroquia de San Francisco se halla en él todo lo completa, organizada, estructurada y crítica que han permitido estas condiciones. Así pues, lo que hoy se presenta me parece que es un trabajo digno. Creo que, modestia aparte, supera con creces a todo lo que se había publicado hasta ahora sobre la historia de la Parroquia de San Francisco. Y creo también que cumple sobradamente con las expectativas que se depositaron en mi persona al encargármelo”.

Como buen historiador –que no todos lo dirían- Fernando Mosig dejó claro el concepto de la buena historiografía. La Historia es siempre revisable en esencia y el buen historiador, revisionista hasta de su propia obra.

“Es un libro que, en principio, pretende quedar como referente de la historia de San Francisco durante mucho tiempo. Pero algún día, desde luego, tendrá necesariamente que ser revisado, mejorado y completado por otros autores”.

Mósig dijo que es un día de alegría para la Parroquia de San Francisco, porque “hoy ha visto culminada por fin la conmemoración del 250 aniversario de su creación como Parroquia Castrense, efeméride que estuvo celebrando con brillantez a lo largo de 2015. Y porque tiene ahora un libro que da testimonio -y lo seguirá dando a las generaciones futuras- de su labor de evangelización entre los isleños durante 250 años; de su interesante y fecunda historia; de su rico y variado patrimonio artístico y documental”.

Y que es un día de alegría también para la Armada, porque el libro recoge la historia de una de sus dependencias más antiguas en la ciudad. En realidad, la más antigua después del Arsenal de la Carraca. “Y porque es una nueva prueba de los estrechos vínculos históricos de la Armada con la ciudad de San Fernando. Y esto es así cuando nos aproximamos, muy cerca ya, a otra efeméride histórica: la del 250 aniversario del traslado del Departamento Marítimo de Cádiz a la Real Isla de León en el bienio 1768-1769”, dijo el autor.

También es un día de alegría igualmente para la propia ciudad de San Fernando, porque la historia de la Parroquia de San Francisco ha ido reflejando necesariamente la historia local, en tanto que comenzó casi al unísono de la historia de la localidad como municipio independiente, con sólo un año de diferencia. “De hecho, este libro puede verse también como la aportación de la parroquia y de la propia Armada al 250 aniversario de la creación del municipio de la villa de la Real Isla de León que se ha venido celebrando a lo largo de 2016.

“Y finalmente –si me permiten decirlo- también es un día de alegría para este autor que les habla, porque he podido entregar un nuevo trabajo de investigación histórica a mi querida Isla de San Fernando".

El capítulo de agradecimientos, que suele hacerse al final, lo leyó Mosig al principio, dando las gracias al párroco de San Francisco, Gonzalo Núñez y a los miembros de la comisión organizadora, particularmente a Manuel Bouza y Juan S. Palacio. “Sin su apoyo, sin sus gestiones y sin su esfuerzo, este libro no habría visto la luz, ni habría sido posible todo lo que le ha rodeado, empezando por este mismo acto de presentación”.

También hubo un agradecimioento a Antonio Belizón Ibáñez por “su extraordinaria labor de maquetación y por las cubiertas del libro que ha diseñado con el fino gusto artístico que le caracteriza”.

Gracias a la Armada, a la Fundación CajaSol y al Instituto Hidrográfico de Cádiz por la edición e impresión de la obra y gracias “a todos aquellos que han colaborado aportando datos y, sobre todo ilustraciones. Son muchos. Están todos citados en el prólogo, al que me remito”.

“Pero no quiero dejar de nombrar especialmente, por la amistad y generosidad que siempre me demuestran, a José Quijano Sánchez y a Pablo Quijano Cabeza, custodios del mejor archivo fotográfico para la historia de nuestra ciudad”.

También a su presentador, Manuel Baturone Santiago, quien comparó la edición del libro –o los libros- con la botadura de un barco.

"Asistimos jubilosos a la ceremonia siempre ilusionante de su botadura del que es
su constructor D. Fernando Mosig Pérez, una prueba más de la vitalidad del Astillero M"Qf.s~g; deseándole de antemano una larga y venturosa singladura".

El párroco de San Francisco había comenzado el acto recordando al delegado municipal de Cultura, Juan José Carrera, que se encuentra enfermo y pidiendo que rezaran por él y tras el autor del libro era el arzobispo castrense de España, Juan del Río Martín, quien dijo que el conocimiento de los ritos es el conocimiento de la sociedad en la que se vive y elogió el verbo fácil de Mosig y la forma en que ha planteado la historia.

Por último, el primer teniente de alcalde, para despedir el acto, dijo de Mosig que es uno de los historiadores a los más debe la ciudad, ya que de sus estudios ha salido a relucir gran parte de la Historia de Real Isla de León.

El libro, que tiene un precio de veinte euros, se puede comprar en la Parroquia Vaticana Castrense de San Francisco y los que quieran tenerlo deben darse prisa porque se trata de una edición pequeña. Por ahora.

TE RECOMENDAMOS

ÚNETE A NUESTRO BOLETÍN