La paralización de las obras del aparcamiento subterráneo de Pozos Dulces sigue siendo un asunto espinoso y un tema de difícil encaje en el actual Ayuntamiento portuense. Si bien las obras, que debieran haberse reanudado, continúan un mes más paralizadas, sin que se haya informado ni valorado las repercusiones que éstas van a tener para El Puerto.
Lo cierto es que, si se hizo un encuentro con los diferentes estamentos sociales en la búsqueda de una información de este proyecto, ni que decir tiene que la desinformación al respecto, toda vez que la estampa sigue de inacción continuada, Pozos Dulces busca de explicaciones más allá de unas reservas y de un sigilo que en nada ayudan a esclarecer los motivos por los cuales se continúa sin explicar los motivos, los reales, de un estancamiento evidente.
Las que no llegan ni se ofrecen por parte del Ayuntamiento portuense. Un silencio que no favorece ni a la terminación de las obras ni al discurrir lógico en la gestión de un proyecto que se ve más que nunca enfangado por el secretismo ilógico de un asunto que levantó polvareda y de la que parece no encontrar el camino correcto para salir airoso de él.
Un problema del que aún no se ha terminado por resolver y que parece abocado a la polémica. Atrás quedaron los encuentros turísticos y las bondades de las que se iban a beneficiar ante un “río de oportunidades”, que más bien parece todo lo contrario a tenor de los acontecimientos con los que se viene encontrando y las divergencias municipales con las que se viene encontrando.