Calles a oscuras, con escasa luz y con farolas e instalaciones con demasiadas décadas ya de vida. Ese es el día a día o mejor dicho la realidad cada vez que se hace la noche en Barrio Obrero, que vuelve a mostrar sus quejas ante “el nulo caso que hacen del barrio nuestro gobernantes, que se la lavan las manos cada vez que pueden por más que le traslademos la realidad del barrio desde hace ya mucho tiempo”. Vecinos que hartos ya de padecer la oscuridad del barrio, escalera en mano, decidieron días atrás cambiar las bombillas que estaban fundidas, hartos de esperar las “promesas que unos y otros nos trasladan” y cansados de oír siempre el mismo soniquete justificador de “este tema no lo llevo yo, con eso tiene que hablar con mi compañero”.
Es el argumentario excusador que se repite una y otra vez. “Estamos cansados ya de que nos toreen”, proclaman ante una historia que suma ya muchos años. La barriada de Pinillo Chico, con cerca ya de 50 años de vida, ve cómo su infraestructura de alumbrado público se ha quedado obsoleto ante el paso del tiempo y escaso ante el crecimiento continuo de árboles que actúan de pantalla que imposibilita ofrecer la suficiente iluminación necesaria cuando cae el sol.
A pesar del tiempo transcurrido en su construcción, el mantenimiento del alumbrado público es palpable y evidente al carecer de un mantenimiento que deja ver sin fisuras el desgaste sufrido con el paso de los años.
“Es por ello que pedimos una vez más una solución al problema, que no solo se nos escuche, que tomen cartas en el asunto y que den una respuesta definitiva. No creo que sea muy normal que tengan que ser los vecinos los que tengamos que cambiar las bombillas porque el Ayuntamiento no hace su trabajo”. A pesar del mantenimiento cero, igualmente, la colocación de otras nuevas farolas adosadas a la fachada solucionaría la escasez de iluminación que padece la calle Álvarez Quintero.