José Antonio Fernández Cabrero, hermano mayor de la hermandad de la Macarena desde el pasado mes de noviembre, ha abogado por “ir tratando poco a poco” el acuerdo del pleno del Ayuntamiento de Sevilla que reclama que la basílica de la citada hermandad deje de acoger los restos mortales del general golpista Gonzalo Queipo de Llano.
Fernández Cabrero negó que haya cualquier “problema” en la hermandad de la Macarena por el requerimiento del pleno del Ayuntamiento para que el templo de la entidad no siga albergando la tumba del conocido general, al que se atribuyen los fusilamientos perpetrados en Sevilla tras el golpe de estado de julio de 1936.
En ese sentido, el hermano mayor de la corporación de la Madrugá apuesta por “ir tratando poco a poco” el asunto, exponiendo que la tumba del militar “lleva unas décadas” en la basílica de la Macarena y aún no se sabe si dicha situación se prolongará durante “décadas o días”.
El alcalde Juan Espadas, de su lado, pide dejar que el nuevo hermano mayor de la Macarena trabaje en el asunto, manifestando que le consta que “así lo está haciendo”. Así, abogó por “dejar el asunto en el ámbito de la hermandad”, que en julio de 2017 manifestaba que había depositado el caso en sus servicios jurídicos. Hace ya más de año y medio, el pleno del Ayuntamiento aprobó una moción promovida por IU-CA condenando el golpe de estado militar del 18 de julio de 1936, repudiando al general Queipo de Llano y rechazando que sus restos sigan enterrados en la basílica de la Macarena, al constituir “una clara ofensa para los familiares de las víctimas del franquismo y para los demócratas”.
La moción fue aprobada de forma unánime en todos sus puntos, salvo el relativo a sacar de la basílica de la Macarena los restos, un punto que contó con el voto contrario del PP y la abstención de Cs. Después de dicho acuerdo, el Gobierno local anunciaba su intención de enviar cartas al Arzobispado y a la hermandad respecto al contenido de las leyes estatal y autonómica de memoria histórica, y las obligaciones que de ellas derivan para las entidades privadas. Espadas, eso sí, matizó que esos “contactos” estaban destinados a materializar el citado acuerdo por la vía del diálogo y el consenso.