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Arcos

De un tormento ‘admirable’

El Martes Santo repite su largo cortejo blanquiazul y sus tres divinos pasos reviviendo la fe en medio de la contemplación del dolor de Cristo

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Procesión del Martes Santo.

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Procesión del Martes Santo.

Tres pasos son tres pasos. El cortejo del Martes Santo se hizo largo, que no cansino, para mostrar otro episodio más del martirio de Cristo antes de ser crucificado. El Señor Atado a la Columna simboliza el momento crucial de su tormento, delante del palio de lágrimas que representa su Madre, María Santísima de la Paz. Abriendo el tríptico del día, la venerada imagen de San Antonio de Padua.

La estampa se repitió a las puertas de la parroquia de San Francisco a las seis de la tarde, con la seriedad y la impecable puesta en escena de la hermandad que dirige Rosaría María Roldán. Este año no hubo novedades, ni falta que hace, porque la salida en sí es una novedad renovada en el monótono calendario anual. La hermandad tiró de imaginación y de su patrimonio material para vestir a la Virgen con su manto azul bordado, con un palio vestido de rosas y flores multicolores que dieron el toque primaveral al paso de la dolorosa de San Francisco. El de misterio, aún en fase de construcción, claveles rojos para alfombrar la tortura de Cristo de manos de dos sayones. La canastilla de San Antonio, el eterno franciscano, de delicadas rosas y amorosas manos para cargarlo sobre los hombros. Cabe recordar que este año se cumple el veinticinco aniversario de la cuadrilla de costaleras de la hermandad, pionera en la participación de la mujer en la costalería arcense.

Las miradas se centraron también en los apreciados ‘armaos’ de la cofradía, que combinan experiencia y savia nueva en su papel de amenazar a Cristo a golpe de avances y pasos asombrosos, arma y parapeto en mano. La hermandad bordó el cortejo con la aplaudida música de la Agrupación del Cristo de la Buena Muerte de Ayamonte y la municipal de Arcos Vicente Gómez Zarzuela, que ilustraron la Pasión de Cristo y la pena de la Virgen de la Paz a lo largo de un itinerario muy ordenado.

Tras su espectacular y muy concurrida salida procesional, la hermandad se encaramó a lo más alto de la ciudad para recorrer las intrincadas calles de su conjunto monumental y regresar a su templo. 

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