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Educación: excelente en desigualdad

A esta política educativa, le ha sobrado excelencia y le ha faltado calidad. ¿Tendrá el gobierno actual intención de cambiarla?

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  • Educación. -

El gobierno de Rajoy ha sido quien históricamente menos ha invertido en educación, recortando y recortando año tras año, salvo en las enseñanzas concertadas que recibieron una subida del 6,5% en lo peor de la crisis. Su estrategia, sin embargo, era centrarse en el fomento de la excelencia. Aclarar que fomentar la excelencia educativa para ellos era hacer grandes ceremonias para premiar a los mejores expedientes académicos. Ha sido en una de estas donde un alumno excelente les ha dado un tiro en el pie. El joven Francisco Tomás y Valiente dirigió a los asistentes el siguiente discurso: “Menos excelencia y más calidad educativa”. Recordando que “no solo son excelentes aquellos que obtienen óptimos resultados, sino especialmente, quienes consiguen progresar desde circunstancias menos ventajosas, en ocasiones, con problemas familiares, aprietos económicos o dificultades de aprendizaje”.

Y es que “la excelencia” no casa con los problemas económicos, es lo que le pasó a Ainoa Fernández, siendo premio extraordinario de bachillerato no pagó matricula el primer curso. Luego, el gobierno murciano, cambió  los requisitos para obtener beca y amplió el perímetro a más de 40 kilómetros, teniendo derecho sólo a una beca de movilidad de 1.000 euros. El autobús a su pueblo no se ajustaba a su horario de estudios y tuvo que ponerse a trabajar. El último año de carrera perdió la beca porque le quedaron tres asignaturas de trece. Los 1.600 euros de matrícula tuvieron que pagarlos en siete plazos, su nota media en la carrera no había bajado del siete y medio.

Eso pasó en Murcia, en Valencia, en 2012, el consejero de educación, decidió aumentar la ratio de los cursos un veinte por ciento, porque “numerosos estudios demostraban que no afectaba al fracaso escolar”. Así los profesores de preescolar pasaron de veinticinco a treinta alumnos entre tres y cinco años, es decir a supervivientes. Cómo sacar adelante, en tales circunstancias, a los alumnos con problemas de aprendizaje. Otra medida de ahorro fue hacer crecer las tasas universitarias, un 20% en la primera matrícula, un 35% en la segunda y un 75% en la tercera, su pretensión: “fomentar la cultura del esfuerzo”. Esta política de “la excelencia”, también fue asumida por las autonomías del PSOE.

Aun con la crisis que mantuvo a los alumnos en las aulas por la falta de empleo, actualmente, somos el segundo país de Europa en abandono escolar. Un 20% de nuestros jóvenes no termina la Secundaria. Como apunta Francisco, a esta política educativa, le ha sobrado excelencia y le ha faltado calidad. ¿Tendrá el gobierno actual intención de cambiarla?

 

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