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Provincia de Cádiz

La sequía pone en jaque a agricultores y ganaderos

El sector advierte que todas las cosechas están en peligro si persiste la falta de precipitaciones en uno de los años más secos

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  • El anuncio de lluvias no alivia aún al campo en la provincia -

“¿Qué como estoy? Pues preocupado. La primavera tiene la llave del campo y hace falta la lluvia. No creo que se dé la misma carambola del año pasado. Ahora la vid está empezando a meter y está muy bonita, pero si no tiene la humedad suficiente se reserva y se pierde calidad. Ya le digo que en primavera tiene que llover”. Miguel Pérez, de Trebujena,  es agricultor y teme un mal año por culpa de la sequía. Él todavía tiene esperanza de que la lluvia haga su aparición y se salve el ejercicio, pero las previsiones no son halagüeñas.

 La falta de precipitaciones, las altas temperaturas por encima de los 20 grados y los vientos secantes de Levante están poniendo en serio peligro al campo de la provincia que mira al cielo a la espera de precipitaciones que salven los cultivos y genere pastos para la ganadería.

La Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), asegura que este mes de febrero pasado ha sido el más seco en lo que va de siglo XXI y el cuarto desde 1965, por detrás de 1997, 2000 y 1990.


La organización Asaja-Cádiz ha trasladado a su comité nacional la situación para que dé cuenta al Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación y se tomen las acciones oportunas con vista a paliar los daños. Así, propone que el adelanto de la subvenciones de la PAC de este año sea del 75 por ciento o que haya ayudas fiscales.

En la organización COAG también se temen lo peor. Miguel Pérez es su secretario provincial y reitera que es preciso que las administraciones tomen cartas en el asunto.

“El Ministerio tiene que ir barajando las distintas opciones que tiene en cartera porque si no llueve algo tendrá que hacer. El agricultor al final es el que siempre paga los platos rotos y hay que ayudarle porque este año habrá pérdidas. Todavía es prematura hacer una cuantificación de los daños, pero lo cierto es que si no llueve van a ser grandes. Los de secano son por ahora los más perjudicados, pero también los de regadío, porque le van a aumentar los costes. Es que en todo el año apenas ha llovido y todo día que siga sin llover supone un aumento de las pérdidas”, explican desde la dirección técnica de Asaja.

Y no sólo lo pasan mal los agricultores. El año también es malo para la ganadería. Y es que las siembras que se han destinado para aporte a la cabaña ganadera no han estado mal, pero el desarrollo de hierba natural ha sido lento y escaso. Como consecuencia, el aporte externo a los animales se está incrementando en comparación a un año normal aumentando el coste de producción al ganadero. En la mayoría de los casos se ha duplicado el aporte de alimentación.

Francisco Serrano es un ganadero de Tarifa. Tiene 57 años y lleva toda su vida en el campo, al que llegó de la mano de su padre. Ahora a él le acompaña su hijo, de 33 años, que sigue la tradición familiar. “El campo es así. Piensa que va a venir un buen año y sucede esto y todo se echa a perder. Y es que no sólo es la sequía, sino esta levantera que no para de soplar y ha acabado con los pastos”, asegura.

Y como no hay pasto debe de emplear dinero en dar de comer al ganado. Y es que la falta de lluvia provoca unos costes añadidos de 0,24 euros por animal y día. “El Gobierno debería de echarnos un cable. Al final habrá que pedir préstamos al banco como no nos ayuden”, asegura. Pero advierte que piensa seguir luchando porque, dice, “el futuro está en el campo”.

Según informa esta organización agraria, las adversidades climáticas están empezando a dar la cara en los cultivos de invierno, sobre todo, en los cereales de siembra temprana. En la mayoría de las parcelas de cereales, si no llueve en breve espacio de tiempo, la producción se va a ver seriamente afectada. Un dato representativo es que cultivos que se sembraron a finales de noviembre y a principios de diciembre están prácticamente espigados en su totalidad sin haber alcanzado el desarrollo normal. Por su parte, las siembras más tardías están empezando a padecer la falta de agua.

Juan Márquez, lleva ya casi cuatro décadas en La Barca dedicándose al cultivo del cereal, en secano. “La cosa pinta mal. Las perspectivas  de agua están muy lejos y seguramente tendremos perdidas, si no se ha perdido del todo”, asegura.

Juan ya ha vivido otros años malos, como la gran sequía de los noventa en la que incluso se secó el Guadalete. “Esto es una lotería. Llevamos cuarenta años luchando  y la verdad es que un sin vivir, ahora que creo que salir de esta se saldrá, como ha ocurrido otros años. ¿Qué cómo se sale? Pues echando mano al banco y ampliando las pólizas”, responde al periodista.

Asaja asegura que también se está viendo seriamente perjudicada la superficie de oleaginosas y leguminosas de siembra reciente. “A la hora de realizar las labores de siembra nos encontramos que hay zonas en las parcelas que, al no haber podido retener la humedad suficiente, la nacencia ha sido irregular y,  con ello, aumenta los daños por fauna”, explica la dirección de la organización gaditana.

La viña aún no está registrando daños, debido especialmente al tipo de suelo que existe en la provincia que retiene la humedad, proporcionando agua al cultivo., Asaja advierte que las altas temperaturas van a provocar un adelanto en el brote de las yemas.

El olivar de regadío lleva dos semanas recibiendo riegos mientras que el año pasado no se empezó a regar hasta primeros de junio y probablemente, la falta de agua repercuta en la producción.

En el caso del olivar en secano, la ausencia de agua repercute de manera muy palpable en los que se hayan plantado nuevos y, posiblemente, habrá que regarlos con cubas.

El esquema del olivar se repite en los almendros, que se están viendo especialmente afectados por los vientos de Levante con pérdida de hojas y flor. En el caso del secano, se está recurriendo a cisternas para aliviar al cultivo.

En el ámbito forestal,  el corcho sufrirá problemas si la sequía continúa, sobre todo, en las autorizaciones de saca porque el estrés hídrico hace que la corteza se pegue más al árbol, no adquiera calibre y al sacarlo se puede dañar. 

En los cítricos y aguacates están recurriendo a regar con el agua de los pozos, con lo que aumenta la factura de la luz.

Hortícolas al aire libre están padeciendo la sequía porque se aumentan los costes de riego ya que, los tres o cuatro riegos que normalmente no se dan en invierno, se han tenido que efectuar. También se ven afectados por la falta de frío ya que el cultivo se acelera y las producciones se merman.

En el cultivo del arroz, la falta de agua va a repercutir en las labores de inundación porque al estar las tierras secas aumenta la demanda.

El cultivo de la remolacha es uno de los que está aguantando la sequía principalmente porque se trata de un tubérculo, está debajo de tierra y, por tanto, más resguardado de las inclemencias, según Asaja.

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