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Conil

El Estrecho pide afrontar la "catástrofe ambiental" del alga invasora

Alga Rugulopterix okamurae de origen asiático y que desde 2016, cuando fue detectada por primera vez, hasta ahora se ha extendido imparablemente.

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"Rugulopterix okamurae" es el nombre de un alga invasora.

La preocupación en la zona por este alga se han celebrado unas jornadas celebradas en Tarifa.

El Estrecho de Gibraltar ha reivindicado medidas para afrontar la "catástrofe ambiental" que vive la costa de la zona por la presencia del alga invasora Rugulopterix okamurae, de origen asiático y que desde 2016, cuando fue detectada por primera vez, hasta ahora se ha extendido imparablemente.

La preocupación en la zona por este alga ha reunido en unas jornadas celebradas en Tarifa a investigadores, centros de las distintas administraciones públicas, distintas ong, agentes económicos y sociales del territorio, además de los sectores afectados más directamente como la pesca y los propios ayuntamientos.

Las entidades convocantes de estas jornadas, el Grupo de Acción Local de Pesca del Litoral de Cádiz Estrecho, la Federación de Cofradías de Pescadores de Cádiz y las organizaciones de productores pesqueros artesanales lonja de Conil (OPP72) y del Estrecho (OPP78) han hecho públicas hoy las conclusiones de esta jornada para abordar lo que califican de "catástrofe ambiental sin precedentes" que vive la zona.

"Lo que aparece en nuestras playas son solamente la punta del iceberg con respecto a la afección que ha producido en el ecosistema el alga Rugulopterix okamurae", aseguran.

En sus conclusiones piden que se incluya "de inmediato" este alga en el catálogo de especies invasoras y que se apliquen "medidas urgentes" para frenar la invasión.

También medidas para ayudar a los Ayuntamientos, que deben afrontar la retirada de los residuos de las playas.

En la jornada el alcalde de Tarifa, Francisco Ruiz, ha explicado que este consistorio prevé destinar cerca de 10.000 euros a la retirada y tratamiento selectivo de los arribazones del alga invasora en las costas locales. Ruiz ha comparado la situación del tratamiento de las playas afectadas con "un accidente por vertido en el litoral", por lo que cree que el Ayuntamiento necesita refuerzos mayores y coordinados con las diferentes administraciones para paliar.

Por su parte, el alcalde de Conil, Juan Manuel Bermúdez, también asistió a estas jornadas y señala que "se trata de un enorme problema medioambiental que pone en riesgo todo nuestro ecosistema, biodiversidad y formas de vida de las poblaciones del litoral. Algunas asociaciones de defensa del medio ambiente lo tildan ya de catástrofe, y los daños sobre el sector pesquero ya son enormes" añadiendo que "también a nuestro sector turístico porque amenaza nuestro principal recurso, nuestras playas" por ello recalca que "las administraciones públicas deben ir todas a una, y junto con la comunidad local y la científica, cada una de ellas con sus competencias. Debemos hacer lo posible y lo imposible por evitar que el Estrecho, y con èl nuestras poblaciones, sufran las consecuencias de lo que ya la sociedad civil , los científicos y los pescadores nos están transmitiendo desde hace años". "No hay tiempo. Todo el esfuerzo será poco para evitarlo" apunta Bermúdez.

Las jornadas también ha concluido con la reclamación de ayudas al sector pesquero "que ve desaparecer la pesca al modificarse drásticamente los hábitats de las especies más usuales de la zona".

También han destacado la necesidad de crear una "red de conexión y comunicación sobre el alga invasora" que centre los recursos y el conocimiento de las debilidades y fortalezas del alga que "ayuden a su control" y una "mesa de trabajo/crisis" que coordine los trabajos y traslade la problemática a todas las instancias y zonas afectadas, entre ellas terceros países como Marruecos.

Así mismo hacen hincapié en la necesidad de adoptar medidas de prevención, y, en este ámbito, proponen la cración de un centro de control y analíticas especializado de las aguas de lastre de los barcos, ya que se supone que el alga Rugulopterix okamurae, de origen asiático, llegó al Estrecho por esta vía.

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