El Viso, un municipio del Valle de Los Pedroches de 2.800 habitantes al norte de Córdoba, celebra sus fiestas de Santa Ana, evento declarado de Interés Turístico de Andalucía que destaca por sus encierros de vaquillas que se celebran desde tiempo inmemoriales, tan antiguos o más que los Sanfermines.
El alcalde, Juan Díaz, recuerda a Efe que las fiestas suponen "la auténtica identidad de los viseños", que las viven con "emoción, fe, intensidad y sentimiento". Y si algo tienen de llamativo y especial son los encierros de reses bravas, que luego son toreadas en una plaza móvil, construida hace unos siete años por 22 mujeres de un taller de empleo y que es la única de Andalucía de categoría B.
Serán 58 vaquillas y dos toros bravos los que se van a soltar a lo largo de estos días de fiesta, que se pasean durante una media hora por las calles de la ciudad, en un recorrido de unos 600 metros desde los toriles ubicados en el antiguo cementerio hasta la Plaza del Corchito, que fue uno de los toreros que ha dado este municipio.
Pero no es una suelta a lo loco ya que, según el regidor, el encierro se lleva a cabo con todas las medidas de seguridad posibles, con "cinco bandos contra el maltrato animal" y otro más en el que se prohíbe participar en el recorrido a los menores de 16 años.
Aún así, en alguna que otra ocasión se han producido algunas anécdotas con entradas de reses en las casas, como la ocurrida hace unos años en la vivienda de una monja que en ese momento no estaba en su domicilio y que es "muy taurina".
O la cogida el viernes pasado de un joven con herida en la rodilla que tuvo que ser trasladado al Hospital Valle de Los Pedroches de Pozoblanco, aunque no era de gravedad. "Por lo general no suele ocurrir nunca nada", asegura el alcalde.
Y si alguien se pregunta quién sacó primero los toros a la calle, si Pamplona o El Viso, el alcalde no lo duda. "Dicen que la nuestra es anterior, pero sí puedo asegurar que es tan antigua como mínimo, o más que los Sanfermines".
Algunos datan esta costumbre en el siglo XVI, cuando los toros llegaban al pueblo acompañados por jinetes que los llevaban hasta una plaza formada por carros.
La fiesta cobró forma cuando el municipio dejó de depender del Condado de Santa Eufemia en plena Desamortización y el dicho señala "que por entonces se dejó de tener un señor para tener una señora, la Abuela Santa Ana".
Es tal la devoción que en la madrugada sobre las 06.00 horas de la mañana, "con un cielo plagado de estrellas", sale la imagen de Santa Ana de su ermita para que todo el pueblo, que en estas fechas dobla su población, le demuestre su profunda devoción.
Y es que, año tras año, acuden y regresan al pueblo "miles de nuestros vecinos que en los años 60 del siglo pasado tuvieron que marcharse a trabajar fuera".
Son personas procedentes de Australia, Bélgica, Rumanía, Bruselas, Francia o Inglaterra, y que ya han establecido, gracias a las redes sociales, una especie de encuentro oficial en el municipio.
El de este año ha llegado a concentrar a unas 400 personas, y no es de extrañar porque con el programa que tienen las fiestas, la costumbre de la parcería -el aperitivo acompañado de la buena gastronomía local-, o la feria de día y la de la noche, quien visita la fiesta "acaba repitiendo y se suele despedir siempre hasta el año que viene".
Córdoba
Una tradición tan antigua o más que los Sanfermines
Celebra sus fiestas de Santa Ana, evento declarado de Interés Turístico de Andalucía que destaca por sus encierros de vaquillas
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