El tercer día de la vigencia del estado de alerta decretado por el Gobierno por la pandemia de coronavirus, que obliga al confinamiento de la población en sus casas, ha convertido a los supermercados en nuevos centros sociales de los barrios porque son de los pocos establecimientos a los que los ciudadanos pueden acudir sin que lo impida la Policía.
Las calles vacías han dejado de ser noticia, y en barrios como Los Bermerjales de Sevilla solo hay gente fuera de sus casas porque pasean a sus perros o van camino de los supermercados, donde se producen encuentros de vecinos que no se ven desde hace días y que, sin embargo, son más fríos de lo habitual: nada de besos, abrazos ni dar la mano. "Hola y adiós", y desde muy lejos, como recomiendan las autoridades sanitarias.
Otra de las características del público que acude a los supermercados es la seriedad y las pocas ganas de socializar con los vecinos. "Hay tensión", explica una cajera, que recibe el agradecimiento por su labor por parte de muchos de los clientes y se congratula por el hecho de que ha pasado la "bulla" del fin de semana pasado, cuando se produjeron aglomeraciones dentro y fuera de las tiendas.
Ante la avalancha de los primeros días en los supermercados, sus directivos han adoptado medidas para evitar el coronavirus, que ha demostrado la alta capacidad de contagio a la que aludió la portavoz de la pandemia en Andalucía, Inmaculada Salcedo.
La primera medida nueva que se encuentra el ciudadano es un guarda de seguridad en la puerta del supermercado, que ordena la entrada de los clientes en función del público que haya dentro para evitar aglomeraciones, y la segunda medida son las señales en el suelo junto a las cajas que advierten de la distancia de seguridad exigible para no contagiar a nadie.
Los trabajadores ya tienen guantes y mascarillas y la mayoría de los clientes también van con guantes, y algunos también con la boca y la nariz cubiertos, con dispositivos sanitarios pero también con las prendas más diversas, como bufandas aprovechando que han remitido las temperaturas veraniegas.
En varios supermercados de Los Bermejales visitados por Efe se confirma un notable descenso de público y con carros de la compra menos llenos que hace unos días, cuando ante el temor al desabastecimiento de alimentos los ciudadanos hicieron un acopio de víveres que incluso ayer provocó que Mercasevilla aumentara un 20 % sus ventas de productos.
Fernando Sánchez, coordinador del Mercadona del barrio, ha explicado a Efe que la "avalancha" de días atrás se ha acabado y ha asegurado que siguen pudiendo abastecer el centro aunque tienen cierta dificultad para la llegada de determinadas mercancías, lo que se puede comprobar con estantes semivacíos, como el de la cerveza local o el de los aperitivos.
En supermercados de otras cadenas la situación es similar, menos en uno de productos ecológicos, donde prácticamente no hay público.
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Coronavirus: los supermercados, nuevos centros sociales
Otra de las características del público que acude a los supermercados es la seriedad y las pocas ganas de socializar con los vecinos
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