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Pepe Castaño se esfuerza para volver cuanto antes

El central arcense del Villarreal B se mantiene en contacto con su cuerpo técnico por videoconferencia

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  • Pepe Castaño utiliza la bicicleta elíptica y las pesas para cuidar la forma y volver pronto a Villarreal. -

El futbolista arcense de 21 años Pepe Castaño, perteneciente a la disciplina del Villarreal C.F. y jugador de su equipo filial, el Villarreal C.F. B, lleva recluido en su domicilio de la barriada María Auxiliadora de su población natal tres semanas, una vez que su club liberó a sus futbolistas de cantera para que pudiesen pasar la cuarentena decretada por el Gobierno de España volviendo a sus lugares de origen, mientras que los integrantes de la plantilla del primer equipo permanecen en la ciudad castellonense.

La mayoría de los jugadores canteranos del ‘submarino amarillo’ estaban solos en Villarreal y el club de la cerámica decidió darles permiso para volver a sus hogares. “Cada dos o tres días intervenimos en una videollamada para hablar con los entrenadores y no perdemos el contacto con el cuerpo técnico”, nos comenta el defensa central del filial. “Los lunes y miércoles, el preparador físico nos pasa ejercicios para constatar que estamos siguiendo las pautas que nos han marcado para no perder la forma, mientras que los viernes Miguel Álvarez, nuestro entrenador, nos pone algún video y nos ofrece una charla con una aplicación para móviles que se llama ‘Zoom’ y queda bastante bien”, señala el zaguero.

A pesar de continuar en contacto con su club, Pepe Castaño no deja de reconocer que “todo esto es un palo para nosotros porque vamos a estar parados mucho tiempo y no sabemos cuándo podremos volver a la normalidad. Seguimos haciendo ejercicio en casa y esperando que nos digan algo. No tengo ni idea de lo que va a pasar”, admite con preocupación el defensor gaditano, aunque reconoce que su entrenador cree que se va a retomar la competición tarde o temprano. Cuando llegue ese momento “hay que estar lo mejor posible en todos los aspectos”.

Pepe está obligado, como todos, a permanecer en casa y lo lleva bastante bien, aunque “me está empezando a costar un poco más porque yo estaba acostumbrado en Arcos a estar siempre en la calle porque vengo muy pocas veces. Las dos primeras semanas han estado bien, pero ya me empiezo a hartar de tanto tiempo encerrado, pero es lo que toca ahora y hay que respetarlo”. Pepe echa una mano en casa ayudando a su hermana a estudiar y pone a todo el mundo a hacer deporte por la tarde. “Los días pasan con rapidez y hago lo que puedo”.

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