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Por una enseñanza personalizada

Los escolares de Infantil y Primaria del sur de El Torcal asisten a clases ?individualizadas? en el colegio público ubicado en las pedanías de esta zona/Los docentes deben trasladarse de unas poblaciones a otras para impartir clases.

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  • Los más pequeños del centro se divierten coloreando y jugando. -
El valor de los detalles y del tú a tú en la enseñanza adquiere todo su sentido en los colegios rurales, sedes educativas que hacen de la cercanía y de las iniciales desventajas de contar con una ratio de escolares “llamativamente” inferior a la de otros centros los principales baluartes en el impulso de la formación de los menores que hasta allí acuden.

Así se describe el día a día para los 19 docentes que imparten clases en el colegio rural Atalaya, que cuenta con cuatro sedes en las pedanías antequeranas de La Joya, La Higuera, Las Lagunillas y Los Nogales.

Apenas 135 estudiantes de Infantil, Primaria y el primer ciclo de Secundaria reciben clases allí, lo que implica, en la mayor parte de las ocasiones, la necesidad de unir varias clases de “dos en dos niveles” para optimizar recursos y permitir que las aulas cuenten, al menos, con una decena de niños.

“Ésto, que puede parecer una desventaja, se convierte en nuestro principal elemento diferenciador en sentido positivo, ya que la enseñanza prácticamente se convierte en personalizada”, detalla la jefa de estudios del centro, Begoña Chacón, quien, a su vez, es profesora de Secundaria en el colegio, lo que lleva consigo un carácter itinerante de la enseñanza, por la necesidad de acudir a las diferentes sedes con las que cuenta el centro en las cuatro pedanías antequeranas.

En este punto radica una de las principales quejas de los colegios rurales. “Más profesores, por favor, y una atención particular a estos centros, que no podemos adaptarnos a normativas estándar porque gozamos de unas particularidades que no tienen las sedes de las localidades al uso”, explica Chacón, quien incide en la necesidad de contar con más docentes por los desplazamientos obligados que tienen que llevar a cabo para impartir clases en pedanías alejadas unas de otras.

Enseñanza más libre
La riqueza de la enseñanza en estos puntos, se completa, no obstante, con un gran número de actividades extraescolares en las que se aprovechan los recursos que se tienen más a mano, en este caso la naturaleza.

El hecho de estar ubicados en medio de un entorno natural privilegiado aporta las cualidades de una enseñanza más “libre”, exenta de los vicios de las grandes ciudades. “Cuando el tiempo lo permite damos clases al aire libre, los niños conocen perfectamente los animales de los que viven sus familiares y de los que han vivido, como los burros... Las visitas a las granjas escuelas aquí no son necesarias”, bromea la jefa de estudios, quien también ensalza la ausencia de problemas disciplinarios que vive este colegio, por las ventajas que tienen los profesores de poder conocer, al dedillo, las peculiaridades de cada familia.

El inglés y los ordenadores también están muy presentes en medio del campo. “No por ser rurales estamos atrasados”, continúa Chacón, quien aclara que en los próximos meses los alumnos de quinto de Primaria recibirán portátiles para el desarrollo de sus clases.

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