El Gobierno central no se plantea dar marcha atrás. Ya ha reclamado a los autónomos las alzas en las cuotas a la Seguridad Social y volverá a subirlas en enero de acuerdo al pacto alcanzado en 2018 pero no aplicado hasta ahora por la crisis sanitaria . El próximo año, los trabajadores por cuenta propia pagarán entre 36 y 144 euros más. El presidente de ATA, Lorenzo Amor, ha lamentado la falta de sensibilidad del Ejecutivo y ha reclamado, sin éxito, un aplazamiento de este incremento a 2022 y 2023 para evitar más presión. “No hay piedad para los autónomos”, aseguraba esta semana la propietaria de un parque infantil en Chiclana que está abocado al cierre. Amor lo corrobora. “Trabajadores ingresados en las UCI por coronavirus, y hasta que muchos de ellos fallecieron, han estado pagando cuotas”, denuncia, dado que no han estado exonerados de las mismas cuando se contagiaban; tampoco si tenían que guardar cuarentena.
No es el único agravio que han sufrido en los últimos meses, desde el decreto del primer estado de alarma. Durante el confinamiento duro, solo podían acceder a las ayudas por cese de actividad si habían sufrido una rebaja de la facturación del 75% en el mes previo al encierro, de manera que tuvieron que esperar a abril y mayo para solicitarlas porque tanto febrero como la primera mitad de marzo se desarrollaron con normalidad. Para acogerse a las moratorias hipotecarias o del pago del alquiler estaban obligados a cerrar y declarar el cese de actividad y, aunque pudieron aplazar las cuotas de abril, mayo y junio, tuvieron que pagar las de marzo íntegramente. Además, quienes no fueron beneficiarios de prestaciones en la primera ola (por estar de baja en ese momento, por ejemplo), no pueden optar a ellas en el nuevo plazo abierto el pasado 1 de octubre y hasta el 31 de enero.
Por otro lado, el acceso a la financiación no ha sido fácil. “Los créditos ICO han sido préstamos encubiertos, era más barato firmar un póliza de crédito”, afirma Alfonso Cerrato, presidente nacional de Autónomos Unidos, organización que se manifestó en Cádiz en plena desescalada por la delicada situación por la que atravesaba en ese momento el sector. “Ahora es mucho peor y no solo está en una situación crítica la hostelería”, advierte. De hecho, según ATA, tres de cada cuatro autónomos sufre algún tipo de restricción para desarrollar su actividad.
El Gobierno, pese a todo, saca pecho. El subdelegado del Gobierno en Cádiz, José Pacheco, informaba a finales de noviembre que 36.616 trabajadores por cuenta propia gaditanos (de los más de 60.000 que hay en la provincia) recibieron algún tipo de prestación social.
Los representantes del colectivo coinciden en que es insuficiente. Los recursos dispuestos por el Gobierno central no alcanzan a la totalidad de los autónomos que precisan ayuda. Y, en cualquier caso, no cubren ni el 14% de las pérdidas registradas durante la crisis de quienes sí las consiguen.
En el ámbito autonómico, la subvención directa de 1.000 euros que ofrece la Junta presenta los mismos problemas: no da para todos ni soluciona los graves problemas de solvencia. No lo tendrán mejor quienes ahora están en ERTE o en cese de actividad: “Muchos no volverán al trabajo”, vaticina Amor.
El presidente de ATA considera que es preciso rebajar cuotas y las exigencias para acceder a las ayudas, y poner en marcha de manera urgente un plan de rescate. “Francia lo presentó el mismo día que decretó el estado de alarma”, apunta. Por su parte, el responsable de Autónomos Unidos ultima un documento con propuestas para las administraciones públicas, pero plantea como medidas irrenunciables para evitar la catástrofe el acceso a la financiación al 0% de interés, bajada generalizada de impuestos que incentiven el consumo e inyectar dinero. “Los autonómos multiplicamos las ayudas con nuestra actividad”, afirma. Solo despierta cierto optimismo la vacunación, aunque no se prevé recuperación a corto y medio plazo: “2021 seguirá la estela de 2020, también será un año negro para los autónomos”, augura Amor.
