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Jerez

La fusión del antes y el ahora de una ciudad como Jerez

Lucía Craven-Bartle Coll y sus “retrografías” aportan una visión del Jerez de ahora y el de antes con una composición de enorme de valor artístico e histórico

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Lucía Craven-Bartle Coll posa con una de sus Retrografías

Conocer la historia porque estamos condenados a repetirla. Una de las máximas que siempre nos dicen en los libros. Precisamente la historia es lo que intenta desempolvar Lucía Craven-Bartle Coll, jerezana que a pesar de estudiar en su día el grado de Veterinaria, intenta cada día sumergirse en la historia de la ciudad de Jerez a través de sus “retrografías”, un acrónimo que mezcla lo retro y las fotografía, para combinar el Jerez de ahora con el de antes.

“Esto surge porque yo había visto un trabajo de Sebastián Maharg llamado El pasado en paralelo, con unas fotos realizadas en Madrid, y lo que hacía era encajar la foto antigua y la nueva como un puzzle, y esa idea me encantó. Yo fui un paso más allá y lo que hice fue integrar las fotos perfectamente”, cuenta Craven-Bartle sobre el origen de este proyecto, que lleva ya varios ejemplos aportando una visión del Jerez de antes integrada con lo que somos actualmente. Además, como narra su autora, este proyecto en un principio fue posible gracias a que “había una persona en la biblioteca haciendo una recopilación de fotos del casco histórico de Jerez”.

El proceso de elaboración comienza con la posesión de la fotografía antigua que normalmente “contiene un monumento o algo histórico, sobre todo porque voy buscando la pérdida de patrimonio que ha sufrido Jerez, y luego voy a ese sitio en concreto y encajo la foto”, explica la artista.

Tras esto, queda por delante un arduo proceso de edición que como cuenta nuestra protagonista, “tiene su complicación, pero la gente que sabe usar programas como Photoshop sabría hacerlo”.

 

El paso del tiempo

Los historiadores siempre nos hablan sobre el patrimonio perdido. Lo que teníamos y ya no se recupera. Pero también es interesante conocer la visión de alguien que a pesar de no ser experta en patrimonio, trabaja a menudo con él.

“Yo no sé cuánto se ha perdido, pero sí me he dado cuenta de que la Basílica de la Merced tenía un campanario que ya no está, el palacio del Marqués de Salobral que estaba en la Alameda Cristina tampoco… y así como ocurre con muchos edificios que se han perdido”, lamenta Craven-Bartle sobre el patrimonio que trata diariamente y retrata y que se ha perdido.

Aún así, lo que a esta acróbata del blanco y negro le apasiona es “el incluir en las fotos a personas que paseaban por Jerez a finales del XIX y poner a su lado a paseantes de ahora y ver cómo han cambiado las costumbres; ver cómo hemos cambiado es lo que más me gusta”, como ella misma dice.

Unas fotografías que nos hacen ver un Jerez al que vemos ya como lejano, pero no sólo en el tiempo, sino en su impronta, en su carácter y en su forma de ser. Un Jerez que ya sólo podemos ver a través de proyectos como estas “retrografías”, que nos invitan a un doble viaje en el tiempo: hacia el pasado y el presente.

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