El Camino Mozárabe es, probablemente, uno de los menos conocidos dentro de esa gran familia que forman los diversos Caminos de Santiago. No obstante, se puede afirmar también con propiedad que nunca ha estado tan vivo. Mucho se ha avanzado en los últimos años, mejorando no solo su infraestructura y señalización, sino también su conocimiento. Nos interesa conocer este camino, pero también la experiencia concreta de su paso por Alcalá la Real y para ello hablamos con Jacinto Fuentes, presidente de la Asociación Jacobea de Jaén.
El Camino Mozárabe de Santiago no es ya un desconocido. Se está apostando por dotarlo de infraestructura en los últimos años. ¿Qué crees que falta por hacer? Siempre hay cosas por hacer. Una de ellas es la revisión de la señalética, tanto en localidades como en los carriles y los senderos. Para ello seguimos utilizando pintura amarilla y dibujando flechas para que no se pierdan los peregrinos. Una cuestión que intentamos tener en las localidades son albergues públicos de donativo. Hay que tener en cuenta que la hospitalidad es uno de los aspectos más importantes del Camino de Santiago. Poco a poco, en la provincia de Jaén vamos teniendo unos resultados buenos. Las administraciones en los últimos años ven paso de peregrinos y les agrada y apuestan por dar servicios para que recuerden siempre el paso por las aldeas, pueblos y ciudades. Gracias a los Caminos a Santiago en Andalucía se están arreglando las vías pecuarias por las que va el Camino con una inversión muy importante tanto en el arreglo del carril o sendero como en señalización y reparación de lugares que pueden ser peligrosos en ciertos momentos para los peregrinos.
Desde la Asociación Jacobea de Jaén habéis realizado multitud de veces este trayecto. ¿Qué es lo más difícil y lo más bonito de este Camino Mozárabe? Dificultades entendemos que no hay. Sí es cierto que en algunos tramos muy cortos hay que tener cierto cuidado a la hora de cruzarlos, pero dificultades pocas. Quizás algunos tramos de cuesta arriba y para abajo haya que hacerlos despacio. También hay que tener cuidado en aquellos tramos que el camino comparte alguna carretera, aunque cada vez es menos habitual.
En cuanto a lo más bonito, cuando un peregrino empieza a caminar todo lo parece bonito. Salir de la rutina diaria, disfrutar de los paisajes que se van sucediendo, vivir la libertad en cada paso, conocer nuevos lugares que si no los haces caminando nunca los hubieras viso, pasar aldeas y charlar con sus gentes, cruzar localidades con una historia cultural tremenda, saber que por donde caminamos durante siglos anduvieron mercaderías, ejércitos, gentes a pie, transporte de ganado (transhumancia), etc. Es muy importante la gente y la gastronomía. Hay que decir que el Camino Mozárabe hasta Mérida, después la Vía de la Plata y posteriormente el camino Mozárabe por Zamora y Orense es uno de los más bellos de esta Península. Cada tres o cuatro días cambia el paisaje y la verdad que va uno muy entretenido.
¿Cómo ha sido vuestra experiencia en el paso por Alcalá la Real? El término municipal de Alcalá la Real da un juego muy importante al camino Mozárabe. Desde que entras a la provincia de Jaén vas viendo aldeas, pedanías y en la distancia cómo se asoma La Mota a la vista del peregrino. Hay tramos del camino a los que todavía se les ve su antigüedad, con arboledas que daban sombra a aquellos viajeros que viajaban o bien caminando o bien en caballerías, y al final, al llegar a la ciudad sorprende y mucho su casco histórico. La Fortaleza de la Mota es un símbolo del Camino Mozárabe. Sus panorámicas en el horizonte desde los cuatro puntos cardinales son espectaculares.
¿La gente se sigue sorprendiendo de encontrar peregrinos a Santiago en estas latitudes? Claro que se sorprende, sobre todo las personas mayores en plan broma nos dicen que los peregrinos estamos locos. Es importante que los lugareños sepan que por aquí en siglos pasados viajaron gentes andando y que ahora también se puede hacer. Lo má agradable de todo esto es que en el paso de la localidad ayudan bastante al peregrino indicándole donde puede dormir, comer y cómo no perderse monumentos y cultura del sitio.
¿Alguna anécdota que se os haya quedado grabada de todos estos años en el Camino? Anécdotas en tantas aventuras ha habido muchas, pero hay una de la zona alcalaína que siempre en el recuerdo nos saca una sonrisa. Andábamos repintando la etapa de Moclín a Alcalá la Real (24 kilómetros) cuando dos jóvenes nos abordaron a la entrada de Cequia, en Ermita Nueva. Eran de nacionalidad inglesa. Nos entendimos y a la pregunta de qué hacíamos, les explicamos que íbamos repintando el camino. Nos pidieron permiso y desde Cequia a Alcalá fueron ellos los que marcaban el camino pidiéndonos opinión sobre dónde pintar. Así que este tramo del camino está pintado por dos peregrinos ingleses. Pasado un tiempo, por redes sociales uno de ellos nos decía que era doblemente feliz. En primer lugar, por ser peregrino y luego por ayudar a que otros peregrinos no se pierdan en el camino.
Aunque a muchos les cueste creerlo, también se hace lo que se llama el “Camino de Navidad”. ¿Qué tiene de especial? La Navidad es un momento muy entrañable. Hay a quien le gusta aventurarse a andar por el Camino en estas fechas. Aparte de caminar la estación de invernal cambia los paisajes y los hace más llamativos y sorprendentes. Hacer con amigos o en familia tramos de Camino en Navidad añade cordialidad, compartir momentos distintos sacándonos de la rutina, vayas haciendo el tramo de camino que hayas elegido. Una Navidad de peregrino es muy especial.
Finalmente, ¿qué consejos dais a una persona que se plantee por primera vez hacer el Camino Mozárabe? Primero le diría que sus pies van a pisar un camino ancestral, que lo han pisado muchas civilizaciones, con una historia que se pierde en la noche de los tiempos. Este camino fue tan importante para el dominio de la zona que está salpicado de castillos para controlar dichos caminos y como dije anteriormente sus paisajes van cambiando cada dos o tres días. Para prepararse no es nada difícil, no se requiere ser tener una condición física excepcional. Eso sí, hay que entrenar un poquito. Antes de hacer unas etapas hay que caminar y estar acostumbrado a ello y después a la hora de la verdad dejarse llevar y vivir cada paso, cada subida, cada bajada, cada paisaje, respirar hondo y sentirse libre y fuera del tiempo unos días, hablar con las gentes del lugar, probar la gastronomía en cada pueblo. En las asociaciones de amigos del Camino indicamos al futuro peregrino qué echar en la mochila, cómo cuidarse los pies después de finalizar la etapa y cómo vivir y disfrutar el Camino.