El pasado mes de agosto se celebró la Fiesta de la Bulería de Jerez en la Alameda Vieja. Antes de los días principales del nuevo formato, el Ayuntamiento de Jerez a través de Fundarte quiso contar con la presencia de algunos artistas veteranos propios de una época pasada, representantes del cante auténtico que bebieron de fuentes poderosas. Esta idea se inició ya en 2021. En esta edición estuvieron en el escenario, entre otros, Nano de Jerez, María Vargas y Romerito de Jerez. Este último no defraudó, a pesar de contar con 90 años a sus espaldas, nueve décadas vividas y exprimidas en torno al flamenco desde que nació en su barrio de Santiago. Para muchos jóvenes era un gran desconocido, no sabían muy bien qué ha aportado Manuel Romero Pantoja al arte jondo. 

Resumir la vida artística de este gitano cercano y de brillo en los ojos en unas líneas es imposible, son miles de anécdotas, decenas de tablaos, veintenas de festivales y peñas... Es por ello que lo más destacado que aparece en su currículum es su participación en el disco Canta Jerez, (Hispavox, 1967), el que es para muchos la mejor publicación sonora de la historia. Ese disco recoge la esencia del cante de una época, un compás y un ritmo efectivamente desaparecido. Junto a Romerito estuvieron Terremoto, Sordera, Diamante Negro, Tío Borrico y Sernita. ¿Hemos dicho algo? 

Voces muy distintas entre sí con el denominador común de la gitanería de un barrio que por entonces paría artistas día sí y día también. De las guitarras se hicieron cargo dos Paco, el de Antequera y Cepero. Solo el tocaor jerezano y Romerito están entre nosotros, después de haberse celebrado las bodas de oro de tal disco en 2017. El pasado sábado se vivió una imagen icónica en la Peña Buena Gente de Jerez de la Frontera. En el cartel del programa flamenco del otoño aparecía solo el nombre de Manuel, el cantaor, que iría acompañado por su hijo que es guitarrista. Pero allí estaba Cepero, como público, que fue para escuchar a "quien tanto me ayudó en mis orígenes en las ventas de Jerez, y eso yo no lo olvido". 

Romerito lo vio antes de empezar y no pudo evitar sugerirle, con mucho arte, que le tocara aunque fuese un poquito. Paco no se negó y ahí estuvo arropando a Romerito, que cantó por soleá, malagueña y abandolaos, así como una caña. "No me tenga aquí más tiempo sentado que la Virgen de los Reyes", bromeó Cepero que tocó para llorar. ¡Historia viva! Eso es lo que me alegra, que podamos vivir momentos así en las peñas. Ahí estuvimos, con algunos buenos aficionados, artistas como Mateo Soleá o Macarena de Jerez, peñistas y familiares, presenciando algo insólito y emocionante. La única pena fue no ver por allí a más de uno y una que tanto critican en redes sociales el flamenco de la actualidad, esos que saben de todo pero a los que nunca se les ve por ningún sitio. ¿Qué sabes de flamenco si no sales de casa? Gracias a los que hicieron posible ese momento impagable y que quedará para siempre en mi libro de vivencias.