Cada vez que llegan unas Elecciones, uno de los grandes retos a los que se enfrentan los partidos políticos son las confecciones de sus listas. Y normalmente es un campo abonado para los intoxicadores que hacen correr bulos y provocan tiranteces en el seno de las diferentes organizaciones.
En la lucha legitima por el poder no todo el mundo puede terminar satisfecho de un proceso de estas características, y hay quienes ven colmadas sus aspiraciones y los que sufren una terrible decepción. Pero lo importante es saber aprender de cada situación y saber positivar lo negativo y relativizar lo positivo.
Es necesario no perder la sensatez y terminar convirtiendo una favorable alianza en un destructivo enfrentamiento político, una ventaja de partida en una derrota segura en la llegada, centrar la importancia del para qué por el interés de los quienes quieren estar a toda costa.
Ni enredos infantiles ni tiranteces estériles resuelven problemas en la que hay muchas variables que no se controlan. Es un error llevar las cosas al limite y provocar confrontaciones que pueden acabar en malos resultados para todos y todas o asumir posturas intransigentes y fundamentalistas en nombre de cualquier credo o creencia,
Las ofertas populistas tan en boga en los momentos actuales son promesas irresponsables que no deberían hacerse, porque ni logran los objetivos que se proponen y conducen inevitablemente a la resignación, al cinismo, o a una falta de esperanza en el futuro.
Ni conformismo ni sumisión, que nos lleve al convencimiento de que podía haber sido peor, pero ni tampoco movernos en el marco irreal y egoísta que los demás no juegan, y solo sucede lo que nosotros queremos y deseamos. Hay que saber argumentar nuestras razones para que no parezcan disparates elevados a la categoría de aparentes sensateces.
Tendremos menos problemas y seremos más eficaces y eficientes si sabemos diagnosticar nuestros errores, y sobre todo si somos capaces de ponerles remedio, sin levantar desconfianzas ni suspicacias , ni complicar las cosas que son sencillas de resolver teniendo voluntad de dialogar y llegar a acuerdos.
Hemos de saber conjugar , sin dar portazos ni montar escándalos los verbos dimitir y renunciar, y en ese gesto de coherencia y generosidad, nos ganaremos más el respeto de quienes nos rodean que agarrándonos Fomentar las iniciativas para que no nos arrastren los acontecimientos, abordar los temas poniéndoles ganas e ilusiones y creatividad, pero sin caer en fantasías literarias de dimensiones conocidas, ,ni ser rehenes de una estrategia frenéticaque nos lleva por caminos que no sabemos de dónde salen ni adonde llegan.
No concebir las listas electorales como una subasta de ascensores, entre el sube o baja , tendrán más o menos valor , olvidando que lo que te puede hacer merecedor del apoyo de la ciudadanía es el trabajo realizado y la referencia social que se posea como consecuencia del mismo.
Hemos de tener claro que hay configurar liderazgos fuertes y que inspiren confianza, pero éstos terminarán achicharrándose sin equipos que trabajen con objetivos claros y realizables, sin caer en discursos vacíos y actuaciones que no son útiles para la comunidad .
Nuestra presencia no puede ser solo un objetivo fotográfico , sino un compromiso y un esfuerzo permanente para mejorar la sociedad , y evitar enredos y tiranteces.