La nueva Estrategia Nacional contra el Terrorismo pone el foco en los lobos solitarios con problemas de salud mental, en la radicalización en las prisiones, en los menores y en el peligro que puede representar el retorno de los combatientes terroristas extranjeros.
Y por eso, esta estrategia, que actualiza la de 2019 y tiene una vigencia de cinco años, establece unas líneas de acción marcadas por esas prioridades, como se señala en el texto que este miércoles publica el Boletín Oficial del Estado (BOE).
El terrorismo que puede actuar en España, según la descripción que hace la estrategia, sigue siendo predominantemente de orientación yihadista; emplea cada vez más recursos de tecnología avanzada, incluidos drones, criptografía y redes sociales que, además, les permite continuar con sus labores de captación y radicalización.
Con una estructura más descentralizada y difusa, lo que dificulta su identificación y desmantelamiento, ha centrado su actividad en objetivos "blandos", es decir, "aquellos en los que hay concentraciones de personas en vías públicas, nodos y medios de transporte colectivo, actos o celebraciones multitudinarias y lugares de culto fácilmente accesibles y que pueden causar un elevado número de víctimas", advierte la estrategia.
Actores solitarios con algún trastorno mental
Un terrorismo que apoya la actuación de actores solitarios sin vínculos con organizaciones y con afectación por algún trastorno mental.
Por ello, en las diversas estrategias de lucha contra el terrorismo, tanto en la UE como en otros países, las iniciativas e investigaciones para identificar los posibles vínculos entre la salud mental y la radicalización se han convertido en una prioridad.
Aunque no se puede vincular directamente el trastorno mental con la radicalización violenta, "la presencia de determinadas enfermedades mentales supone un factor de vulnerabilidad" que, según subraya la estrategia, "se hace predominante respecto a los actores solitarios.
El aislamiento social, como factor de riesgo añadido, "adquiere una especial relevancia en estos casos", añade.
Por todo ello, la estrategia aboga por priorizar la atención a individuos afectados por trastornos mentales, frente a su radicalización con fines terroristas.
Según recalca la estrategia, la amenaza de los actores solitarios se ha incrementado en los últimos años debido en gran parte a la accesibilidad a la propaganda extremista en línea; a la dificultad par detectarlos, ya que actúan solos o en pequeños grupos, sin vínculos directos con organizaciones terroristas formales; y al empleo de cualquier instrumento como arma para llevar a cabo sus atentados.
Los retornados
Los Combatientes Terroristas Extranjeros (CTE) representan "un riesgo cada vez mayor para la seguridad nacional y la estabilidad internacional ante el posible retorno a sus países de origen o residencia", afirma la estrategia.
Un retorno que preocupa en toda la UE por los peligros asociados que conlleva que tengan experiencia en el manejo de armamento, contactos, conocimiento de rutas y agentes facilitadores, "además de una posible posición de liderazgo, convirtiéndolos en ejes vertebradores de la concienciación radical y con posibilidades reales en la posterior ejecución de actos de terrorismo".
España cuenta con un listado único de CTE y actualiza las medidas de control policial y judicial.
En este ámbito, la estrategia recuerda que en España se han llevado a cabo procesos de repatriación de mujeres y niños que se encontraban en campos de refugiados de los países más afectados por el terrorismo, "garantizando su bienestar y protección, así como el apoyo psicológico y social para permitir la inserción en la sociedad y la prevención de una posible radicalización futura, tanto de ellos mismos como de su entorno".
No obstante, la repatriación de estas personas sigue siendo una cuestión "compleja y delicada" y muchos miembros de la UE "se muestran reticentes a aceptar a sus ciudadanos que se unieron a grupos extremistas en la región", destaca el texto.
Las cárceles
La radicalización en las prisiones también preocupa en España porque el ámbito penitenciario puede constituir un entorno favorable para que individuos radicales intenten desarrollar labores de proselitismo entre la población reclusa y de captación.
En España han ingresado en prisión por la comisión de delitos relacionados con el terrorismo yihadista un gran número de personas, muchas de las cuales han sido excarceladas tras el cumplimiento de sus condenas, continuando con medidas de libertad vigilada, recuerda la estrategia.
Asimismo, se han activado protocolos de control y seguimiento de quienes está en prisión por otros delitos pero han mostrado indicadores de encontrarse inmersos en procesos de radicalización.
La propaganda
La propaganda terrorista y extremista se ha adaptado a las nuevas tecnologías para acceder a un público más amplio, joven y vulnerable, algo que también preocupa a la seguridad nacional.
Con este fin los terroristas emplean plataformas de mensajería encriptada, técnicas de inteligencia artificial y redes sociales. Esto, unido a los vínculos con la criminalidad organizada, el uso de drones o la ciberdelincuencia, hacen necesarias estrategias actualizadas y permanentemente adaptadas para combatirlas.