La neurociencia afirma que dedicar muchas horas al estudio no equivale siempre a mejores resultados y subraya la importancia de conocer el cronotipo para lograr un rendimiento óptimo, pero ¿cuántas horas se necesitan para salir airoso de la prueba de acceso a la universidad?.
A casi dos semanas para que unos 300.000 jóvenes afronten esta evaluación, Jùlia Ballester, profesora de neuropsicología de la Universidad Abat Oliva CEU, señala a EFE que al cerebro no le gustan las sorpresas y, por tanto, es mejor entrenarle para que conozca bien los tipos de examen que tendrá que superar o recorrer días antes el camino de casa al lugar donde tendrá lugar la prueba.
La experta advierte de que la neurociencia ha demostrado que "a más horas de estudio, el rendimiento no tiene porqué ser necesariamente mejor" y recalca que, con una buena organización, "lo óptimo serían entre tres y cuatro horas diarias", sin omitir pequeños descansos.
Eso sí, en esas horas hay que desconectar de "toda distracción, nada de dispositivos, ni música, familia o amigos; luego ya podrán venir pequeñas recompensas como dar un paseo, quedar con un amigo o que te preparen tu plato favorito en casa".
Repasar, repasar y ... repasar
"La curva del olvido y la de la concentración son procesos cognitivos que nos dicen lo mismo: la información una vez estudiada se nos va a olvidar. Hay un declive muy importante al principio y después se ralentiza. Esto que hacemos a veces del atracón de estudio es malo porque es una sobrecarga cognitiva y estresa al cerebro".
En consecuencia, la profesora de la Facultad de la Salud aconseja incorporar a la planificación "muchos momentos de repaso para poder hacer que esta curva de olvido que baja vuelva a subir. No hay que dejar el repaso para el final, si solo lo haces una vez te vas a dar cuenta de que no te lo sabes".
En la vida, pocas cosas hay muy determinantes
"Estos exámenes a los que damos tanta importancia, que parece que van a determinar nuestro futuro, generan mucho estrés; aquí hay un aspecto relevante para poder ayudar al estudiante que es rebajar la presión: en la vida no hay nada determinante, esta prueba es importante, pero no es la única oportunidad que vamos a tener".
Por otro lado, Ballester considera oportuno trabajar la respiración para afrontar la ansiedad, el miedo y el nerviosismo, repetirse mantras -"me estoy esforzando", "Yo puedo hacerlo" etc- y saber distinguir "lo que te ayuda de lo que no, por ejemplo, puede que no ayude hablar con otros compañeros porque te contagias del agobio, entonces ponte tú música preferida e intenta relajarte".
Hasta cierto nivel, añade, el estrés "ayuda porque nos hace estar un poco en alerta, concentrados y activos, pero si nos sobrepasa acaba en bloqueo". Para aliviarlo sugiere, entre otros, la práctica de la actividad física, mejor si es en el exterior, y técnicas de respiración.
¿Búho o alondra?
En cuanto al cronotipo, una predisposición natural de la persona para experimentar los picos de energía en determinados momentos del día, la neuropsicóloga explica que se trata de adaptar el horario de trabajo para aprovechar al máximo los periodos de mayor productividad en función del reloj biológico de cada uno.
Existen tres cronotipos principales:
Alondras:Son las personas que se sienten más activas por la mañana. Se despiertan temprano sin dificultad, son productivas durante la mañana y tienden a acostarse temprano por la noche.
Búhos:Se sienten más activas por la tarde o la noche. Les cuesta despertarse temprano y son más productivas en las últimas horas del día. Suelen acostarse y despertarse más tarde que las alondras.
Intermedios:Se encuentran en un punto intermedio entre las alondras y los búhos. No se sienten especialmente energéticos por la mañana ni por la noche, y pueden ser productivas a lo largo de todo el día.
Nueve de cada diez bachilleres que se presentan a estas pruebas de acceso a la universidad aprueban, pero la complicación es obtener la nota de corte necesaria para poder optar a los grados que desea estudiar el joven.