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Andalucía

Los colores de Andalucía, una amplia paleta más allá del pantone 356

La región posee vinculaciones naturales y simbólicas con una variada gama de tonalidades

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Los colores son objeto de observación y estudio desde siempre. Los colores de Andalucía no son una excepción. La vinculación de la comunidad con sus colores va más allá de su aspecto más natural. Los colores de Andalucía son los que alcanzan una relación simbólica con nuestra tierra. Para ello se han llevado a cabo infinidad de estudios y trabajos de diversa índole desde ángulos muy diferentes que pasan por la antropología, el arte, la historia, el urbanismo e incluso la psicología del color.

En esos análisis se observa cómo los colores han influido en la arquitectura, el paisaje urbano, las tradiciones culturales y hasta la identidad de Andalucía. Hacemos un viaje cromático por la comunidad para disfrutarlos.

Verde

Este viaje tenía que comenzar por el color predominante en la bandera andaluza, en la que simboliza la esperanza, como el propio himno andaluz explica. En concreto, a nivel institucional, ese verde es el pantone 356, como se denomina en ese catálogo universal de colores. Así lo define el Manual de Identidad Corporativa de la Junta de Andalucía, que también señala ese mismo color como el empleado para todos los elementos corporativos de la entidad.

Hay estudios que apuntan al Califato de Córdoba para buscar el origen del uso del verde en la bandera andaluza, si bien la elección por parte de Blas Infante se debe a la empleada por las mujeres de la Comuna de Casares durante la Guerra de la Independencia.

Se trata del color de la naturaleza por excelencia y está también muy vinculado al Islam, cuya huella está presente en la tradición andaluza. De hecho, los expertos destacan la asociación que poetas como Antonio Machado o Federico García Lorca –su “verde que te quiero verde” del Romance Sonámbulo bien puede ser el verse más célebre de la poesía andaluza- hacen del verde con la continuidad y la tradición del campo andaluz. En poetas contemporáneos, incluso se asocia el verde a la nostalgia de un mundo más natural frente a uno más moderno.

Huelga hablar de la importancia del verde olivo en el paisaje andaluz. Igualmente, el verde manganeso está muy presente en la cerámica andaluza de estilo hispano-musulmán.

Blanco

El otro color que compone la bandea andaluza, símbolo universal de la paz, es también un color muy presente en la comunidad. Uno de los ejemplos más señalados es el de la arquitectura tradicional, célebre en casos como los de las Alpujarras o la sierra de Cádiz.

El blanco brillante de los pueblos andaluces, cubiertos de cal para proteger las casas del calor, tiene una fuerte carga simbólica en la literatura, representando pureza y simplicidad.

Precisamente por estar asociado a la pureza está muy presente en la simbología religiosa, y su relación con la luminosidad lo hace frecuente en trajes típicos, así como en expresiones artísticas, como la cerámica o en la pintura, con especial relevancia en la serie de obras de Sorolla sobre Andalucía.

Es también el color del jazmín y de la biznaga

Amarillo

El color del sol tiene un vínculo natural con Andalucía que resulta evidente. El amarillo y el ocre son tonalidades cálidas de gran tradición en azulejos y cerámica decorativa, además de estar muy presente en el estilo barroco sevillano, así como en los paisajes, como los trigales o los campos de girasoles.

Igualmente, los tonos cálidos de los campos de trigo y de las sierras al atardecer están profundamente relacionados con la estética melancólica en la poesía andaluza, evocando la mortalidad y la fugacidad del tiempo, con ejemplos destacados en la obra de Luis Cernuda o Vicente Aleixandre.

Así, entre sus tonalidades destacamos el dorado. Su uso en la pintura, para simbolizar bien la luz divina, bien la gloria y el poder, forma parte de la tradición artística andaluza. También está muy vinculado a nuestra gastronomía como el color del aceite de oliva, que no en vano es conocido como el oro líquido, así como al vino fino y a la manzanilla.

El dorado de las playas andaluzas, especialmente en la Costa de la Luz (Huelva y Cádiz), ha sido estudiado tanto desde el punto de vista ecológico como cultural. El color de la arena, asociado con el calor del sol y la luz mediterránea, tiene una fuerte carga simbólica relacionada con la calidez, la abundancia y la sensualidad del sur.

Y cómo no, una de las tonalidades del amarillo más vinculadas a la tierra andaluza es el albero. El color de la tierra de las plazas de toros, por ejemplo, además de un tono muy frecuente en la arquitectura andaluza, especialmente en la de Sevilla, que incluso tiene un color de la gama pantone, el FFAB60. Igualmente el albero está presente en las fiestas, siendo la tierra que alfombra el suelo de los recintos feriales, como sucede en la capital hispalense.

Naranja

A medio camino entre el amarillo y el rojo, el naranja es otro color muy andaluz. El del fruto del naranjo –con el que comparte nombre-, tan presente en las calles andaluzas y que evoca el olor del azahar, su flor. Esa manzana dorada que Hércules, muy ligado también a la mitología andaluza, robó al otro lado del Estrecho, en sus distintas variedades, desde la naranja amarga y pasando por otras muchas, es un elemento muy presente en la región.

Está asociado a la vitalidad y la energía, evocaciones que lo vinculan al carácter andaluz y, especialmente, al de sus fiestas. Del mismo modo, se asocia al sol y, más en concreto, a los atardeceres de paisajes de esta tierra.

Rojo

El color de la sangre, el que simboliza la pasión, el martirio y el sacrificio está también muy presente en una tierra en la que lo pasional es parte importante en su tradición artística.

Así, el rojo de la muleta es quizá el color más cargado de simbolismo en el toreo. Más allá de ser un elemento práctico, para disimular en lo posible los restos de sangre del animal y reducir su impacto visual, tiene una fuerte connotación emocional que aumenta la intensidad de la faena. Es un color que transmite poder y dominio, representando el control que el torero ejerce sobre el animal. Además, este color evoca la tragedia y la fatalidad inherentes a la tauromaquia.

No podemos pasar por alto su particular vinculación con Granada, tanto por el color de la fruta del mismo nombre como por la propia Alhambra (el castillo rojo, tal y como se traduce), símbolo de la ciudad.

Como en el caso de otros colores muy vivos, el rojo está muy presente en trajes típicos ligados a las fiestas, como en los trajes de flamenca. Son reflejos de la vitalidad y la alegría de estas celebraciones y que también se asocian al carácter estereotípico del andaluz.

Rosa

Por su parte, el rosa, en sus diversas gamas es el color de un buen número de flores tradicionales de Andalucía. Dentro de la gran variedad de colores que ofrecen las flores, los geranios de tonos rosados o los claveles –aunque predomina el rojo en ese caso, como ocurre con otras variedades de flor- o las hortensias de esos tonos son de lo más habituales.

Por otra parte, el color rosa del capote de brega en la tauromaquia tiene una carga simbólica que a menudo se relaciona con la idea de suavidad y armonía, contrastando con la violencia de la faena. Es un color que destaca por su vivacidad, pero también por su delicadeza, sugiriendo la habilidad del torero para dominar la fuerza bruta del toro con gracia y arte.

Morado

El morado es el color por excelencia de la Cuaresma y la Semana Santa. Asociado a las imágenes de Jesús Nazareno, es uno de los colores más representativos de ese aspecto de la tradición andaluza.

En un sentido más contemporáneo, y si bien no es algo único en tierras andaluzas, sí que está presente el morado como el color ligado al feminismo en su vertiente más reciente. Además, es el color de las campanillas, lirios, jacarandas y lavanda otras flores muy presentes en Andalucía.

Azul

La luminosidad de Andalucía está simbolizada en gran parte en el azul del cielo y del mar. Estudios sobre la identidad cultural y el color del litoral describen que los tonos azulados se asocian con la vida marinera, la economía pesquera, y la convivencia de culturas, especialmente en ciudades como Cádiz, Málaga y Almería.

En la literatura andaluza, en especial en la poesía, se le vincula con la tranquilidad, el misterio y la conexión emocional, en este último caso ligada sobre todo a la nostalgia –Rafael Alberti sería un gran ejemplo de ello-.

El azul es un color clave en la pintura barroca, época de esplendor de artistas andaluces universales, en su representación de figuras religiosas, particularmente de la Virgen. Destaca de manera especial el uso del azul como símbolo de pureza en las obras de Murillo sobre la Inmaculada Concepción.

El azul cobalto es uno de los colores más empleados en la cerámica andaluza, herencia del estilo mudéjar y de la tradición musulmana.

Entre la gama de los azules sobresale por su vinculación a esta tierra el plateado. La tonalidad plateada del mar y de los peces que lo habitan lo convierte en uno de esos colores ligados de manera natural a Andalucía. En el ámbito cofrade y religioso, en sus más variadas expresiones, el plateado es símbolo de pureza y consuelo, por ello se le vincula especialmente con las representaciones de la Virgen.

Negro

Su simbología más notoria es la del luto y la muerte. Aunque no es algo exclusivo de Andalucía, sí está muy presente en la tradición artística andaluza en cualquiera de sus expresiones. Igualmente, y ligado a la citada simbología del luto, es un color evocador de las mujeres mayores de otras épocas, así como el de las que visten de mantilla en Semana Santa.

El negro es también el color del toro bravo, otro de los símbolos andaluces, así como del resto de España, que incluso en épocas modernas ejerce de icono, empleado para logotipos. Incluso alguno de ese tipo ha alcanzado un lugar destacado en la iconografía, como en el caso del toro de Osborne.

Por otro lado, el negro evoca solemnidad, hondura y pasión. No es casualidad que sea el color que predomina en la indumentaria de los artistas flamencos, ya sea para el cante o el toque y, sobre todo, para el baile. Aúna elegancia y misterio, por lo que, aunque combinado a menudo con otros colores, sea el color más asociado a ese arte tan andaluz.

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