Siendo un niño que todavía no había aprendido a leer ni escribir, Antonio Montiel descubrió en la portada de una revista el rostro de quien después se convertiría en su gran musa, Pepa Flores, Marisol, y le causó tal impresión que le impulsó a empezar a dibujar.
"Cuando vivíamos en Madrid, mi padre trajo a casa un lote de revistas atrasadas y, al ver aquella portada, de una Marisol ya no niña ni adolescente, sino con unos 19 años, sentí un gran impacto", ha revelado este martes Montiel, que ha inaugurado en Málaga una exposición antológica de sus cincuenta años de carrera con más de un centenar de obras.
"Se percibía en ella algo mucho más profundo, y eso hizo que yo quisiera indagar en los retratos y buscar en el interior, algo a lo que ella se presta muy bien por algo que tiene en su rostro", ha añadido.
Montiel llegó a saberse de memoria esa portada, que "se convirtió en algo obsesivo", y los vecinos de la familia acudían a su casa y preguntaban incrédulos a su madre si realmente su hijo había dibujado ese retrato.
La fuga de casa
"Una tarde de agosto de 1979 me fugué de mi casa y dejé una nota en el televisor en la que avisaba de que no volvería hasta que conociera a Marisol".
Para ello, viajó en autobús hasta Altea (Alicante), donde la artista vivía apartada del mundo junto a su marido entonces, el bailarín Antonio Gades, la conoció por fin y en ese momento comenzó entre ambos "una buena amistad".
Después, durante su formación académica, Antonio Montiel le dijo a su profesor de dibujo que estaba "harto de dibujar estatuas" y le pidió que le permitiera retratar a Marisol desnuda, en los tiempos en los que había aparecido en un número de la revista 'Interviú'.
"El profesor me puso solo un notable, y cuando le pregunté por qué, me respondió que porque yo solo dibujaba a Marisol", ha confesado el artista, de 60 años.
Grandes personajes
Por sus pinceles han pasado los reyes Juan Carlos I y Felipe VI, la reina Sofía, la reina Isabel II de Inglaterra, Fidel Castro, Montserrat Caballé o la exprimera dama de EE.UU. Barbara Bush, entre otras muchas personalidades.
Algunos de estos retratos están en la exposición de Málaga, como el de Felipe VI que habitualmente está instalado en el Cuartel General del Ejército de Tierra o el de doña Sofía, que ha sido descolgado del despacho oficial de la reina emérita.
De su experiencia con ellos, resalta por ejemplo que la reina Sofía se portó de un modo "sencillo y natural". "Nos quedamos a solas en el Palacio de la Zarzuela, adonde yo había llevado una carpeta con fotos. Yo solo le quería enseñar dos, pero ella me dijo que quería verlas todas".
Sobre la reina de Inglaterra, desvela que, "en las distancias cortas, ganaba mucho". "Dijo que su retrato era una delicia", ha asegurado Montiel, que ha recordado que su obra se incluyó en la exposición con motivo de los cincuenta años de su reinado.
Contra corriente
El pintor siente que, al apostar por el arte figurativo, a lo largo de su carrera ha ido contra corriente, porque "hoy se potencia el arte de vanguardia en las instituciones".
"Hice algunas incursiones vanguardistas, pero no era lo que sentía y fui honesto. No estoy en contra de la pintura de vanguardia, pero sí de las tomaduras de pelo, y creo que el tiempo irá dándome la razón".
Montiel, que casi siempre pinta a sus modelos al natural, porque "se capta mucho más que con una fotografía", reconoce la dificultad del género en el que se prodiga. "El retrato es muy esclavo, pero es una esclavitud que me gusta".
